domingo, 19 de octubre de 2014

20 de octubre: Recordamos a Cátulo Castillo

Poeta, músico, novelista, boxeador, dramaturgo y sindicalista, Ovidio Cátulo González Castillo tuvo la oportunidad de nacer el 6 de agosto de 1906 en el hogar de José González Castillo, un anarquista rosarino que brilló como autor teatral y fundó periódicos aquí y en Chile.
  La vida del hijo no podría entenderse sin la del padre, ya que juntos compusieron tangos -"Silbando" fue el primero, en 1923, también con Sebastián Piana-, viajaron a Europa para observar el furor por el tango y compartieron un inclaudicable amor por los humildes.
A los 8 años, de vuelta de Chile, Cátulo emprendió el aprendizaje del violín, pero poco después lo cambió por el piano, del que llegó a ser un gran ejecutante. 
Hacia los 15 el boxeo comenzó a ser el centro de su vida. Estuvo a punto de participar en las Olimpiadas de París de 1924, a las que sí asistió otro argentino, Pedrito Quartucci, y la frustración de ese deseo lo lanzó definitivamente en brazos del tango, por lo que el ring quedó relegado a esporádicos matches locales.


 photo CHALL190513_zps25e6ac4d.png


  Ganó el tercer premio del concurso anual organizado por el empresario Max Glucksmann con "Organito de la tarde", y con los 20 mil pesos que ganó por derechos de autor -desde "Silbando" hasta "Caminito del taller"- hizo el viaje a Europa con su progenitor. Ese periplo significó el alejamiento profesional entre los Castillo -Cátulo se quitó el apellido González para su actividad artística-, ya que José volvió antes y se dedicó de lleno a escribir piezas teatrales. 
De vuelta en la Argentina (1928) Cátulo se dedicó a reclutar músicos para su futura orquesta, a integrarse con Miguel Caló, Ricardo y Alfredo Malerba y el cantor Alberto Maida, entre otros nombres que luego fueron renombrados. El triunfo de su agrupación en Barcelona, París y otros lugares del viejo mundo la llevó a Joinville, en cuyos estudios Carlos Gardel filmaba "Luces de Buenos Aires", y ese encuentro despertó su interés por el cine. De hecho, José había sido argumentista en el cine mudo argentino. 
Otra vez en Buenos Aires fue profesor de música en el Conservatorio Nacional Manuel de Falla, se integró a grupos literarios como Cerebro y Almafuerte, de marcado interés por lo social, e intensificó su tarea de compositor. Según el estudioso Julio Nudler, Cátulo "recorrió los temas que siempre obsesionaron al tango: la dolorosa nostalgia por lo perdido, los sufrimientos del amor y la degradación de la vida (aunque) no tuvo espacio para el humor ni para el énfasis rítmico de la milonga".
  El especialista señalaba que la palabra "último" aparece en varios de sus títulos, "como dando testimonio de ese desfile de adioses que atraviesa sus letras, donde hay siempre compasión por quienes padecen y el frecuente recurso del alcohol como fuga". 
Miembro de un Olimpo integrado también por Enrique Santos Discépolo, los Homeros Manzi y Expósito, José María Contursi y Enrique Cadícamo, fue al mismo tiempo autor de algún exitazo teatral como "El patio de la Morocha", con la orquesta de Aníbal Troilo en vivo. Como poeta plasmó tangos imperecederos como "Caminito del taller", reivindicativo de la clase obrera, el intenso "Tinta roja", el romántico "María" -de 1945, con Troilo- y el evocativo vals "Caserón de tejas", curiosa recreación de clase media. Hubo muchos otros, como "Una canción", "Desencuentro" y "La cantina", también con el Gordo, y temas con música de Armando Pontier, Héctor Stamponi y Carlos Viván, pero ninguno puede mostrar el profundo existencialismo de "La última curda". Ese tema con música de Troilo tuvo un par de versiones inmortales de Edmundo Rivero -la original, con el músico, y otra con Horacio Salgán-, en el que en medio de una serie de metáforas maravillosas define a la vida como "una herida absurda". Algún tema menor como "El último café", con música de Stamponi, sirvió sin embargo como un decoroso adiós endulzado por las voces de figuras jóvenes y de fin trágico como Julio Sosa y Susy Leiva, que en los 60 luchaban contra la avalancha de la "nueva ola".
  Antes de 1955 había sido elegido presidente de Sadaic y del Consejo Panamericano de Sociedades Autorales, pero con la caída del peronismo fue despojado de esos cargos y se recluyó con su esposa en una quinta bonaerense. Allí se dedicó a recoger perros callejeros y escribir, hasta que veinte años después fue designado asesor artístico de radio y televisión, pero entonces el poder era López Rega y una crisis cardíaca impidió por fortuna que asumiera en esas condiciones. Murió querido y admirado por los tangueros argentinos y de todo el mundo el 19 de octubre de 1975.


 photo HATWOMANDANITA.jpg


  El patio de la Morocha
  Música: Mariano Mores
Letra: Cátulo Castillo
  Patio de la morocha que allá en el tiempo tuvo frescor de sombras como el alero.
 Sobre tu piso pobre ladrillos viejos, junto a mi pecho triste sus ojos negros diciendo adiós,    diciendo adiós ... Con el recuerdo de este tango vuelvo a verla.
Con el recuerdo de este tango juguetón que me habla de ella.
Tal vez el patio y el cedrón que me llamaba y su carita de ilusión que se asomaba.
Y en el jirón de alguna linda medialuna, su cara bruna que me miraba...
Feliz paisaje de vida que duele como una herida. Pobre retazo de sueño que acaso no tenga dueño. Si estaba el alma en pedazos, cómo ingratos sus ojazos cuanto más amor pidieron se me fueron... ¡Muchacha criolla del tiempo aquel! Tango dulzón y orillero que al corazón le reprocha, cruel, la ausencia de la morocha y el viejo patio que quiero...
Sobre tu piso pobre, ladrillos viejos. Junto a mi pecho triste, sus ojos negros diciendo adiós, diciendo adiós...


 ******************************


   photo TUBE50412.jpg

EL ULTIMO CAFE 
Letra de Cátulo Castillo 
Musica de Héctor Stampone 
Compuesto en 1963

  Llega tu recuerdo en torbellino
  vuelve en el otoño a atardecer,
miro la garua y mientras miro,
gira la cuchara del café.
  El último café de tus labios 
con frio vinieron esa vez
con la voz de un suspiro.
  Recuerdo tu desden,
te evoco sin razón,
te escucho sin que estés;
"lo nuestro terminó",
dijiste en un adiós
de azúcar y de hiel.
  Lo mismo que el café
que el amor que olvido
el vértigo final
de un rencor sin porque.
  Y allí con impiedad
me vi morir de pie,
bebí tu vanidad y entonces 
comprendi mi soledad
sin para que.
Llovía y te ofrecí el último café.


******************************************

 photo COMOMARIPOSA2.gif

  LA CALESITA
Letra de Cátulo Castillo
Música de Maríano Mores
Llora la calesita de la esquinita sombría,
y hace sangrar las cosas que fueron rosas un día...
Mozos de punta y hacha y una muchacha que me quería...
Tango varón y entero más orillero que el alma mía...
Sigue llorando el tango y en la esquinita palpita
con su dolor de fango la calesita... Carancanfun... 
Vuelvo a bailar y al recordar una sentada
soy el ranun que en la parada
de tu enagua almidonada te grito: 
Carancanfun!... Y el taconear
y la lustrada sobre el pantalón,
cuando, a tu lado, tirado tuve mi corazón...
Grita la calesita su larga cuita maleva...
Cita que por la acera de Balvanera nos lleva...
Vamos, de nuevo, amiga para que siga con vos bailando...
Vamos, que en su rutina la vieja esquina me esta llamando...
Vamos, que nos espera con tu pollera marchita
esta canción que rueda la calesita...


 photo SEPARADOR111014_zpsac618e48.png

No hay comentarios:

Publicar un comentario