viernes, 17 de noviembre de 2017

18 de noviembre de 1908: Nace Juan Carlos Castagnino

CASTAGNINO, JUAN CARLOS

Nace en la ciudad de Mar del Plata en 18 de noviembre de 1908 y muere en Buenos Aires el 21 de abril de 1972.

Su formación artística comenzó en la Mutualidad de Estudiantes de Bellas Artes y continuó en la Escuela Superior de Bellas Artes "E. de la Cárcova". También trabajó un tiempo en el taller de Lino E. Spilimbergo.

Desde los años '30 es asiduo concurrente a los Salones Nacionales. En el año 1933 obtiene el Premio Estímulo por su obra Obreros Campesinos y la década del '40 significar su primer momento de consagración al merecer en el '43 el 3º Premio Nacional por Tierra adentro, el 2º Premio al año siguiente por Mujer del Páramo y, finalmente, el Primer Premio en 1948 por Hombre del río. Por su parte, la década del '50 ve, por un lado, la consolidación de su éxito en el país con el Gran Premio de Honor Ministerio de Educación y Justicia en 1956 y, por el otro, la proyección del mismo en el extranjero. En efecto, la Medalla de Honor en pintura en la Feria Internacional de Bruselas y la invitación para participar en la Bienal de Porto Alegre, ambas en 1958, ponen de manifiesto la amplitud del reconocimiento de su obra.

El año 1933 es de una importancia significativa para el desarrollo del arte argentino y, en particular, para la formación de Castagnino. La llegada a Buenos Aires del pintor mexicano David Alfaro Siqueiros para dictar una serie de conferencias en la Asociación Amigos del Arte, pone al artista argentino en contacto con un nuevo pensamiento estético y una técnica diferente. Siqueiros nuclea a un grupo de pintores, entre los que se encuentra Castagnino, para pintar un mural en la residencia del entonces director del diario "Crítica", Natalio Botana. La concepción de un arte de alcance social y la integración de la pintura al espacio de la vida cotidiana, señalan a Castagnino una nueva orientación artística. Sus murales en las galerías Pacífico, San José de Flores, París y de los subsuelos del Obelisco testimonian la adhesión del pintor a un arte de alcance masivo.

En el año 1938 viaja, por primera vez, a Europa. Allí ingresa en la Academia de la Grande Chaumière (lugar de formación de una significativa cantidad de artistas latinoamericanos) y estudia, entre otros, con el pintor postcubista André Lhote.

Cuando vuelve al país emprende un viaje por el norte argentino, interesándose por la relación del hombre con su entorno. Le preocupa el hombre del interior y el paisaje nacional. Esta vinculación de la obra de Castagnino con "lo nacional" aflorar unas décadas más tarde cuando, en el año 1962, la editorial EUDEBA le encargue la ilustración de una nueva edición del Martín Fierro. El artista pasa gran tiempo informándose acerca de la vida del gaucho en el campo y los dibujos que resultan de este estudio se constituyen en la imagen plástica de la gauchesca evocada por Hernández en su obra.

PLANTEAMIENTOS ESTÉTICOS DE SU OBRA

La obra de Castagnino es esencialmente figurativa. Siempre se apoyó en los datos que provenían de la realidad inmediata. En ese sentido está muy lejos de esa actitud de conceptualización típica de los pintores abstractos racionales. La suya es una pintura muy dependiente de su relación con el entorno. Cuando Castagnino obtiene sus mayores reconocimientos oficiales transcurre la d‚cada del '40, una década en la que se ven claramente las dos vías por las que transita el arte argentino: la aparición de la pintura concreta, con una rigurosa concepción fundada en los principios de la forma y la pintura figurativa, vía en la que se coloca nuestro artista.

De todas maneras esta adhesión a la figuración no aleja a Castagnino de las nuevas corrientes del arte moderno. En el naturalismo del artista la síntesis expresiva prima por sobre la descripción anecdótica.

En sus primeras obras hay una marcada tendencia hacia una paleta de colores cálidos, rosas y violáceos caracterizarán una iconografía en la que el hombre y su paisaje cotidiano serán el eje de las preocupaciones del artista. Esta elección temática lo vincula con las obras de Spilimbergo, de quien fuera discípulo, de Gómez Cornet, amigo e interlocutor en muchas oportunidades, de Berni, de Urruchúa, de Colmeiro y tantos otros artistas argentinos con quienes compartía una evidente inclinación hacia la pintura de tipo social. De todas formas creemos que, tal como lo indican Dragoski y Méndez Cherey en el estudio que le dedicaron (citado en la bibliografía correspondiente), lo social, en Castagnino, no agota la totalidad de sus búsquedas artísticas, incluso aún en aquellas obras en las que trata temas vinculados con las clases más desposeídas nunca llega al nivel de denuncia que se puede encontrar en otros pintores contemporáneos.

Con el paso de los años y el aporte de algunas influencias - un viaje a China en el año 1952, entre otras- en la obra de Castagnino se producen algunos cambios: se dinamiza el dibujo, las formas se abren y la composición se vuelve más espontánea.

El trabajo en contacto con Siqueiros en la quinta de Natalio Botana, con el consecuente apredizaje del uso de pistolas de aire comprimido, sopletes, piroxilina, etc., las técnicas de dibujo aprendidas en China, el uso de acrílico a partir de los años '60, entre otros datos, evidencian que la pintura de Castagnino no sólo es el reflejo de una realidad vivida, sino también de la constante investigación del artista en el exclusivo terreno de la praxis pictórica.

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