jueves, 28 de diciembre de 2017

Esperar

Esperar es una oración,

que en el engarce de su silencio

hunde la perla de su heroicidad.

Esperar es un himno,

que en sus notas envuelve suspiros

de aceptación dolorosa y sacrificio.

Hay que saber esperar,

y esperar con paciencia,

para lograr lo que deseamos.

Cuando Dios quiere dar más,

nos hace esperar, hasta dejarnos

vacíos de nosotros mismos,

para llenarnos de sus bienes.

Las penas sufridas por amor de Dios

se suavizan, y a veces hasta se alegran

con la esperanza del bien eterno.

La esperanza da fuerza y vitalidad

al desterrado, lo anima a seguir luchando

para recuperar la libertad.

La esperanza en un futuro mejor

llena de optimismo al hombre noble,

inspira a los sabios, a científicos,

a héroes, a sacrificar su propia existencia,

su comodidad y utilidades

por el bien de la humanidad.

La esperanza es el móvil sobrenatural

de los santos para poder renunciar

a los placeres y riquezas del tiempo presente.

La esperanza alienta a defender

sus derechos al que se ve privado de todo,

alivia los sufrimientos de los enfermos,

consuela al desamparado.

La esperanza comunica fuerzas

y energías insospechadas,

no se deja arrastrar por los halagos perniciosos.

La esperanza en el triunfo

es la única razón para soportar

humillaciones, desprecios y desigualdades.

La esperanza se entrega

hasta el sacrificio de sus propios valores,

por encontrar al verdadero Amor.

La esperanza contempla,

sufre y ora... pero también lucha.

La esperanza es ansiedad hecha plegaria.

La esperanza no está hecha para anular,

sino para estimular.

Es vana la esperanza del que baja los brazos,

es verdadera y fecunda la esperanza

del que emplea los brazos para el esfuerzo.

Esperar contra toda esperanza;

esperar contra las propias limitaciones humanas

por la seguridad del infinito amor de Dios.

Desconozco autor.

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