martes, 2 de enero de 2018

Toma mi mano

Toma mi mano

Uno de los recuerdos que siempre he tenido de mi niñez es el ir a caminar de la mano de mi papá, así fuera al lugar más cercano a comprar algo, nunca he olvidado esa imagen de mi pequeña mano tomada de la suya, apenas y con toda mi mano alcanzaba a agarrar su dedo pulgar, pero me sentía tan bien, tan segura de caminar, siempre fui muy apegada a él, como la mayoría de las niñas son con su papá.



Hay ocasiones en nuestra vida que podemos experimentar ese sentimiento, pues en todo momento es agradable y reconfortante sentir que caminamos de la mano de Dios por la vida, es mas que un estilo de vida, es toda una realidad poder caminar de su mano, pues aunque lamentablemente no podemos hacerlo físicamente, si podemos sentir cuando va de nuestro lado, cuando nos acompaña por cualquier camino y en especial en esas situaciones donde todo parece difícil y doloroso, siempre su mano esta ahí para hacernos sentir acompañados en los momentos mas difíciles de nuestra vida.
A veces pasamos por momentos en los que es tanta la necesidad de sentir a Dios cerca que quisiéramos que en verdad estuviera al lado nuestro para sentir su seguridad, para no sabernos tan perdidos en ese camino tan complicado por donde andamos, para sentir su apoyo en esa situación dolorosa por la que estamos pasando.
Muchas veces es tan grande nuestro dolor que nos es imposible ver que Dios en todo momento va de nuestro lado, pero la verdad es que Él sabe lo que estas viviendo, de día y de noche permanece cerca de ti, siempre esta atento a tus peticiones y necesidades, viéndote con amor y diciendo “toma mi mano y no te sueltes”
Tal vez el dolor que hoy sientes es grande, puede ser que tu situación es complicada y el camino incierto, pero la mano de Dios esta ahí, extendida esperando que te tomes de ella y te olvides de lo demás, para darte la seguridad que buscas, para guiarte por un nuevo camino, para mostrarte que puedes andar confiado aun en los momentos mas duros, para que seas como ese pequeño niño que camina de la mano de su padre y no le teme a nada porque se sabe protegido.
Porque yo soy el Señor, tu Dios, que te sostiene de tu mano derecha; yo soy quien te dice: “No temas, yo te ayudaré” Isaías 41:13 (NVI)

Autora: Maite Leija

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