Cuando pensamos en nutrición, hablamos de construcción, desde distintas áreas para llegar así a un estado de salud y nutrición óptimo, no podemos hablar solo de alimentación o de nutrientes de manera aislada.
La suma de buenos hábitos ,es lo que nos permite llegar al objetivo, y aplica para todas las edades y en los distintos momentos de la vida. Viviendo solo o en una dinámica familiar.
¿Qué deberíamos tener en cuenta?
Fundamentalmente tenemos que hacernos algunas preguntas y desde allí empezar de a poco a organizarnos, mencionemos algunas acciones:

Higiene del sueño ¿Cómo y cuánto descansamos por la noche?
Consumo de alimentos vs. consumo de ultraprocesados ¿Qué disponibilidad alimentaria hay en casa?
Actividad física diaria ¿Cuándo podemos hacerla, que nos gusta?
Gestión de emociones ¿En qué actividad o en qué momento del día podemos relajarnos, tener momentos personales?
Disfrute ¿Qué nos gusta hacer, disfrutar?
Organización y planificación de la alimentación ¿Qué vínculo tenemos con la comida?
Mantener contacto con la naturaleza. Pasar tiempo al aire libre.
Tener un espacio para relacionarnos con otros. Somos seres sociales.
Se trata de una suma de acciones y es importante remarcar que podemos incorporarlas de manera gradual, ya que es un proceso. Es decir, ir modificando de a poco, teniendo en cuenta nuestro estilo de vida.
Por esto es que los nutricionistas proponen un enfoque nutricional funcional.
Acompañan, educan, escuchan, y definen un Plan de Alimentación integral y funcional, adaptado a las necesidades de cada persona.

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