Se celebra el Día Mundial de la Vida Silvestre. El lema para este año 2019 es “Vida subacuática: para las personas y el planeta”.
El 20 de diciembre de 2013, la ONU lo proclamó como el Día Mundial de la Vida Silvestre. Su objetivo de reafirmar el valor intrínseco de la flora y la fauna silvestres, además de sus diversas contribuciones.
Entre ellas, se encuentran las contribuciones ecológicas, genéticas, sociales, económicas, científicas, educativas, culturales, recreativas y estéticas al desarrollo sostenible y el bienestar de la humanidad.
Además, este día mundial se alinea con el objetivo 14 de Desarrollo Sostenible. Se dedica a conservar y utilizar de forma sostenible los océanos, mares y recursos marinos para el desarrollo sostenible.
Fauna marina
Desde que era un niño, siempre me ha fascinado la fauna que se esconde en las profundidades marinas, casi inalcanzable y poco conocida.
He surcado varios mares y océanos, donde he podido avistar varios ejemplares de la ballena jorobada o Yubarta (Megaptera novaeangliae) en su viaje migratorio, tanto por aguas del Océano Atlántico, a orillas de las costas de Gabón y Namibia, como por las frías aguas del Océano Glaciar Antártico, entre glaciares de la península antártica, acompañadas por las Orcas (Orcinus orca).
Por otra parte, he podido admirar la gran biodiversidad de los ecosistemas coralinos como la Gran Barrera de Coral de las costas de Australia, en el Océano Pacífico, y del mar de Flores (Océano Índico), en las costas de las islas de Indonesia.
Pero sin duda, la escena que más me ha impresionado y más me ha sobrecogido de la vida marina, fue el gran salto de un Gran Tiburón Blanco (Carcharodon carcharias), que pude inmortalizar en las aguas que bañan el Cabo de Buena Esperanza, en Sudáfrica.
En este sentido, se hace imprescindible promover la concienciación sobre la extraordinaria diversidad de la vida marina y su importancia para las generaciones futuras.
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La vida en el mar es muy variada, se han descrito casi 200.000 especies marinas, pero son muchas más las que pueblan nuestros mares.
No en vano se tiene más información de la superficie de la luna que del fondo marino por la complejidad de su estudio. Eso sin contar las que nos hemos dejado en el camino.
Thomas Huxley a finales del siglo XIX decía que “probablemente todas las grandes pesquerías de los océanos son inagotables, por lo que nada de lo que podamos hacer afectará al número de peces en el mar”. Hace tiempo que sabemos que eso no es cierto.
La presión de las actividades humanas ha conseguido socavar la capacidad de resiliencia de los mares y ha puesto en peligro gran parte de la vida marina. Cada vez es mayor la presión que ejercemos sobre ella. Y cada vez es mayor la población que vive cerca de la costa a nivel mundial: se calcula que actualmente el 40 % de la población vive a menos de 100km de la costa.
Ecologistas en Acción pone el acento en los cuatro factores principales que amenazan los mares, donde la sobrepesca es uno de ellos. Según la FAO, un tercio de las poblaciones de peces está en situación de sobrepesca, siendo el Mediterráneo el mar más sobreexplotado de todo el mundo.
Como se trata de un recurso renovable, es posible hacer de las pesquerías una actividad sostenible, pero para ello es necesario adecuar nuestras capturas a la capacidad de renovación de los mares (rendimiento máximo sostenible).
Además, muchas especies que no son objetivo directo de la pesca están en peligro por las capturas accidentales.
La segunda amenaza de los océanos es el cambio climático que se manifiesta de forma más severa, si cabe, en el mar, debido a su estrecha y compleja relación con la atmósfera. Los mares son los reguladores del clima en la tierra y el hecho de que estemos cambiando el clima va a tener consecuencias que aún no llegamos a entender del todo, pero que ya se está comprobando que afecta a los seres que habitan en él y pone en riesgo su existencia.
La contaminación que generan nuestros residuos es la tercera amenaza global. Nunca antes había habido tantas pruebas de nuestra capacidad para que los residuos alcancen las zonas más remotas del planeta. Desde la fosa más profunda hasta la zona polar más remota, en todas ellas se han encontrado residuos procedentes de nuestras actividades diarias. Baste un dato para ver la magnitud del problema: hace menos de 100 años que existe el plástico y que, probablemente, algún trozo llegó al mar, teniendo en cuenta que necesita cientos de años para degradarse. Dentro de más de 100 años en el mar seguirán estando todos los residuos plásticos que hayamos generado y permitido que lleguen hasta él.
Por último, la destrucción de los hábitats marinos son otra de las grandes amenazas de los mares y de la vida subacuática. Muchas son las actividades que ponen en riesgo hábitats marinos como los arrecifes de coral o los manglares. En especial la costa alberga hábitats que son de especial valor pero que, al mismo tiempo, sufren una mayor presión y tienen mayor peligro de desaparecer, y con ellos las especies que los habitan.
Hay más amenazas que están poniendo en peligro la vida en los mares tal y como la conocemos: las especies invasoras, los procesos de eutrofización que crean zonas bajas en oxígeno… Pero desde Ecologistas en Acción se insiste en que también cada vez es mayor la conciencia ciudadana sobre la necesidad de actuar.
En palabras de Jules Verne, “el mar es todo. Cubre siete décimas del globo terrestre. Su aliento es puro y saludable.
Es un inmenso desierto, donde la persona nunca está sola, porque siente vida por todos los lados”. En una fecha como esta, la organización ecologista recuerda que merece la pena trabajar para que esa vida no desaparezca por nuestras acciones ni por nuestras inacciones.
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