lunes, 14 de enero de 2013

El samurai y el gato del monje

Un samurai tenía en su casa un ratón del que no llegaba a desembarazarse. Entonces adquirió un magnífico gato, robusto y valiente. Pero el ratón, más rápido, se burlaba de él. Entonces el samurái tomó otro gato, malicioso y astuto. Pero el ratón desconfió de él y no daba señales de vida más que cuando éste dormía.
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Un monje Zen del templo vecino prestó entonces al samurai su gato: que tenía un aspecto mediocre, dormía todo el tiempo, indiferente a lo que le rodeaba. El samurai encogió los hombros, pero el monje insistió para que lo dejara en su casa para solucionar su problema, confiando en la sabiduría del monje, así lo hizo. El gato se pasaba el día durmiendo, y muy pronto, el ratón se envalentonó de nuevo: pasaba y volvía a pasar por delante del gato, visiblemente indiferente. Pero un día, súbitamente, de un solo zarpazo, el gato lo atrapó. ¡Poder del cuerpo, habilidad de la técnica no son nada sin la sabiduría y vigilancia del espíritu!.
Desconozco autor.
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