lunes, 29 de abril de 2013

Parábola

El maestro contaba una parábola (cuento), al finalizar cada clase, pero los alumnos no siempre entendían su sentido... - Maestro, lo encaró uno de ellos una tarde. Tú nos cuentas los cuentos pero no explicas su significado... - Pido perdón por eso, se disculpó el maestro. Permítanme que en señal de disculpa te convide con un rico durazno. - Gracias maestro, respondió halagado el discípulo.

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 - Quisiera para agasajarte, pelarte el durazno yo mismo. ¿Me permites?  
- Si. Muchas gracias, dijo el alumno.
 - ¿Te gustaría que, ya que tengo en mi mano el cuchillo, te lo corte en trozos para que te sea más cómodo....?  
- Me encantaría,... Pero no quisiera abusar de su hospitalidad, maestro...
 - No es un abuso si yo te lo ofrezco. Sólo deseo complacerte. - Permíteme que te lo mastique antes de dártelo...  
- No maestro. ¡No me gustaría que hiciera eso! Se quejó sorprendido el discípulo.  
El maestro hizo una pausa y dijo: - Si yo les explicara el sentido de cada cuento... Sería como darles de comer una fruta masticada.


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