lunes, 28 de julio de 2014

29 de julio – Día de los Valores Humanos en Argentina

Por Ley 25.787 se instituyó en la República Argentina el 29 de Julio de cada año como el Día de los Valores Humanos.

El concepto de valores humanos abarca todos aquellos bienes universales que vamos adquiriendo, asimilando y transmitiendo en nuestra vida y que nos motivan en nuestras decisiones cotidianas, ayudándonos a nuestra autorrealización y perfeccionamiento.

Hay muchas clases de valores, según el plano donde nos situemos o el aspecto de nuestra vida que nos afecta:

• Los económicos, que se relacionan con la materialidad.
• Los que nos satisfacen como persona.
• Los que trascienden la persona.
• Los que ayudan a relacionarnos con los demás.

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Podemos citar algunos de ellos:

• DECENCIA: vivir y comportarse dignamente.

• COHERENCIA: actuar siempre de acuerdo a nuestros principios.

• SANA DIVERSIÓN: tener actividades recreativas que nos permitan disfrutar de los Derechos Humanos.

• SABER DAR Y RECIBIR CONSEJOS: una palabra dada o escuchada en el momento oportuno nos permitirá encontrar el rumbo favorable en nuestra vida y en la de quienes nos rodean.

• PATRIOTISMO: vivir plenamente como ciudadanos e inculcar el respeto a nuestra Nación.

• PUNTUALIDAD: el valor de estar a tiempo siempre en el lugar indicado.

• OBJETIVIDAD: ver el mundo que nos rodea como es y no como queremos que sea.

• DOCILIDAD: ser conscientes de la necesidad de recibir ayuda en todos los aspectos de la vida.

• COMPASIÓN: es una actitud de servicio frente a la necesidad de otros seres humanos.

• AMOR: es fundamental en nuestras vidas, todos lo necesitamos, ya sea darlo o recibirlo.

• DESPRENDIMIENTO: nos ayudará a poner nuestro corazón en las personas que nos rodean y no en las cosas materiales.

• SERENIDAD: nos permite conservar la calma y ser amables y cordiales a pesar de nuestros problemas.

• RESPETO Y TOLERANCIA: son la base para convivir armónicamente en la sociedad.

El Día de los Valores Humanos que tiene como motivo regular la conducta, superación y dignificación moral y espiritual de cada persona.

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Los valores se nos presentan a la conciencia como “principios” que intentan guiar nuestra elecciones y decisiones cotidianas sobre los más diversos temas, incluyendo entre ellos temas frívolos como las preferencias de nuestro equipo futbolístico hasta temas realmente importantes y transcendentes como nuestras preferencias acerca de lo correcto o incorrecto, es decir, sobre el bien y el mal.
Podemos decir que los valores son una especie de entes de razón pues su existencia se encuentra dentro de los límites del pensamiento humano. Por ello ningún ser no intelectual posee valores como es el caso de los animales. Es por ello que “los valores” son algo inequívocamente humano los cuales tiñen nuestra existencia de una manera considerable.
Las cualidades, los recursos internos y los valores, en algunos casos, son la misma cosa.
Por simples que nos parezcan, es importante reconocer las cualidades y apreciarlas, no hay que dar por sentado que los niños y niñas las poseen y hay que ayudarlos a sentirse dueños de ellas, a utilizarlas y desarrollarlas.
Nadie posee todas las cualidades, pero sí la mayoría. Muchas están interrelacionadas y el desarrollo o atrofia de una de ellas suele afectar a los demás.
Un programa dirigido a niños y niñas de estas edades tempranas no puede ser uniforme, por ello hemos elegido actividades que, con estrategias sencillas, puedan individualizarse y adaptarse con facilidad a las necesidades comunes del grupo que lo desarrolla y a las individuales de cada niño o niña.
El valor como tal se conoce, se aprende y se elige en las acciones de la vida cotidiana, por los comportamientos que los niños y niñas asimilan y por los que observan en los adultos, y su formación puede darse de manera espontánea, o dirigirse pedagógicamente. Esto último garantiza que el valor individual concuerde con lo que constituye la norma o valor social.
Si las actividades que se propician para la formación de los valores se acompañan de satisfacción y bienestar emocional, el niño y la niña tenderá a repetirlas, y se convierten en habituales en la medida en que pasan a formar parte del sistema regulador de la conducta.

Unamos nuestras fuerzas para trabajar en los más jóvenes los valores que tanto se van perdiendo.

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