sábado, 31 de enero de 2015

31 de enero de 1908: Nacía Atahualpa Yupanqui

Atahualpa Yupanqui, (Héctor Roberto Chavero), nació en Pergamino (Prov. Buenos Aires) el 31 de enero de 1908.
Cantor, guitarrista, poeta, compositor, recopilador. 
Hizo sus primeros estudios musicales con el Padre Rosáenz.
  Más tarde aprendió guitarra en Junín (Prov. Buenos Aires) con Bautista Almirón. 
En 1918 su familia se trasladó a Tucumán. 
En 1923 murió su padre, por lo que tornó a radicarse con los suyos en Junín.



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  En 1926 escribió Camino del indio. 
Emprendió un viaje a Jujuy, Bolivia y los Valles Calchaquíes. En 1931 recorrió Entre Ríos, afincándose un tiempo en Tala. 
Participó en la fracasada sublevación de los hermanos Kennedy, por lo que debió exiliarse en Uruguay. 
Pasó por Montevideo, para luego dirigirse al interior oriental y el sur del Brasil. En 1934 reingresó a la Argentina por Entre Ríos y se radicó en Rosario (Prov. Santa Fe). En 1935 se estableció en Raco (Prov. Tucumán) 
Pasó brevemente por la ciudad de Buenos Aires -donde diversos intérpretes comenzaban a popularizar sus canciones- para actuar en radio. Recorrió después Santiago del Estero, para retornar por unos meses a Raco en 1936. 
Realizó una incursión por Catamarca, Salta y Jujuy. Más tarde visitó nuevamente el Altiplano en busca de testimonios de las viejas culturas aborígenes. Retornó a los Valles Calchaquíes, recorrió a lomo de mula los senderos jujeños y residió por un tiempo en Cochangasta (Prov. La Rioja).
  A principios de la década del '40, en Tucumán se casó con María Martínez, pero el matrimonio fracasó. Poco después conoció en Córdoba a Paule Pepin Fitzpatrick, "Nenette", quien sería su definitiva compañera y colaboradora musical con el seudónimo "Pablo Del Cerro". Algo más tarde se editó "Piedra sola", su primer libro. En 1944, durante otra incursión por las provincias del noroeste creó El arriero. A poco debió abandonar Raco, episodio que dio origen a sus sentidas zambas Adiós Tucumán y La añera (1946). Enfrentado al régimen militar triunfante, desde 1946 a 1949, sufrió persecuciones, proscripción y cárcel. En 1950 pasó a Uruguay y desde allí a Europa. En París, Edith Piaf le dio la oportunidad de compartir el escenario, debutando en junio de ese año. A partir de allí, realizó varias giras por el Viejo Continente. 
Regresó a Buenos Aires en 1952. A causa de sus críticas fue expulsado del Partido Comunista, lo que le facilitó el reingreso a las radios, pero le valió las críticas de propios y extraños, que no sabían dónde encasillarlo. Así en 1956, derrocado el peronismo, también fue perseguido por los militares antiperonistas. Pasó unos años alternando entre sus residencias de Buenos Aires y de Cerros Colorados (Prov. de Córdoba), hasta que en 1963/64 emprendió una serie de viajes a Colombia, Japón, Marruecos, Egipto, Israel e Italia. 
En 1965 se editó el disco El payador perseguido. 
Durante 1967 recorrió en giras toda España, para luego instalarse casi definitivamente en París con periódicos regresos a la Argentina que, con el advenimiento en 1976 de la dictadura militar, se hicieron menos frecuentes. Recién en 1979 volvió a presentarse en su país. Sus actuaciones en Europa comenzaron a espaciarse a causa de algunos trastornos de salud. En 1986 Francia lo condecoró como Caballero de la Orden de las Artes y las Letras. En 1987 volvió al país para recibir el homenaje de la Universidad de Tucumán. Debió internarse en Buenos Aires en 1989 para superar una dolencia cardíaca, pese a lo cual en enero de 1990 participó en el Festival de Cosquín. En noviembre de ese año murió Nenette. Sin embargo, a los pocos días Yupanqui cumplió un compromiso artístico en París. Volvió a Francia en 1992 para actuar en Nimes pero se indispuso y allí murió el 23 de mayo. Por su expreso deseo, sus restos fueron repatriados y descansan en Cerros Colorados.
La hermanita perdida
De la mañana a la noche, de la noche a la mañana,
en grandes olas azules y encajes de espuma blanca,
te va llegando el saludo permanente de la Patria.
Ay, hermanita perdida. Hermanita, vuelve a casa.
Amarillentos papeles te pintan con otra laya.
Pero son veinte millones que te llamamos: 
hermana ... Sobre las aguas australes planean gaviotas blancas.
Dura piedra enternecida por la sagrada esperanza.
Ay, hermanita perdida. Hermanita, vuelve a casa.
 Malvinas, tierra cautiva, de un rubio tiempo pirata.
Patagonia te suspira. Toda la Pampa te llama.
Seguirán las mil banderas del mar, azules y blancas,
pero queremos ver una sobre tus piedras, clavada.
Para llenarte de criollos. Para curtirte la cara
hasta que logres el gesto tradicional de la Patria.
Ay, hermanita perdida. Hermanita, vuelve a casa
Atahualpa Yupanqui

El arriero

En las arenas bailan los remolinos,
el sol juega en el brillo del pedregal,
y prendido a la magia de los caminos,
el arriero va, el arriero va.
Es bandera de niebla su poncho al viento,
lo saludan las flautas del pajonal,
y animando la tropa por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.
Las penas y las vaquitas
se van por la misma senda.
Las penas son de nosotros,
las vaquitas son ajenas.
Un degüello de soles muestra la tarde,
se han dormido las luces del pedregal,
y animando la tropa, dale que dale,
el arriero va, el arriero va.
Amalaya la noche traiga un recuerdo
que haga menos peso mi soledad.
Como sombra en la sombra por esos cerros,
el arriero va, el arriero va.
Atahualpa Yupanqui

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