Este día fue instituido en homenaje a la victoria naval sobre el Río de la Plata que obtuvo nuestra escuadra, al mando del almirante Guillermo Brown, la cual permitió terminar con el poder español sobre esas aguas.
La Armada de la República Argentina nació combatiendo por la libertad y la independencia de la Nación y desde entonces ha estado vinculada a todos los hechos del acontecer histórico de nuestro país, siendo protagonista en todas y cada una de las etapas del desarrollo de la Argentina como nación libre, independiente y soberana.
La Armada Argentina como parte integrante del instrumento militar de la Nación contribuye a preservar y garantizar los intereses de la Nación.
A través de ella el país materializa una inestimable presencia efectiva en los espacios marítimos y vías navegables de jurisdicción o de interés nacional.
Nuestro país pertenece al denominado Cono Sur Americano, franja continental enclavada en la inmensidad oceánica que caracteriza al Hemisferio Austral.
La Armada también, acorde con las capacidades de sus medios, contribuye a apoyar la política exterior.
Existe una Ley del Mar ajustada al Derecho Internacional, que impone a cada país ribereño no sólo derechos sino también obligaciones. Esta Ley, entre otras muchas normas, regula los aspectos referidos a la preservación y protección del medio ambiente marino a escala mundial.
Porque la Argentina posee un litoral marítimo de 4.650 kilómetros de costa, que se proyecta además, bajo el manto oceánico hacia la Antártida e Islas del Atlántico Sur.
Posee una de las plataformas continentales más extensas del mundo, que mide 2.386.670 kilómetros cuadrados bajo el lecho del mar, prácticamente equivalente a la superficie terrestre de todo nuestro país.
Porque la Argentina posee un mar particularmente rico en recursos vivos y minerales, los que, debidamente resguardados, incrementan innegablemente nuestra capacidad de desarrollo potencial.
Porque el país asume ante la comunidad internacional, un área de responsabilidad de Búsqueda y Salvamento Marítimos del orden de los 10.000.000 de kilómetros cuadrados en el Atlántico Sur.
Los nombres de los buques de guerra argentinos
Los nombres de los buques de guerra argentinos constituyen de por sí una tradición naval. Así los de San Martín y Brown se han utilizado doce veces para bautizar a nuestras naves, tantas como de nuestra fecha patria: 25 de Mayo. Los de Libertad e Independencia lucieron en la popa nueve veces cada uno; ocho veces la fecha del 9 de Julio y seis veces el de General Belgrano.
Esta tradición mantenida, muestra la idiosincrasia naval argentina, cuáles son sus ideales, sus fastos y sus héroes. Esa continuidad en el mantenimiento y repetición de nombres, hacen perdurar en el espacio naval y su tiempo, las tradiciones que esos nombres suponen y que han ido pasando de nobles maderas a sólidos metales, casi sin solución de continuidad.
STELLA MARIS
La Armada Argentina, fiel a los precedentes históricos de nuestros próceres máximos (San Martín y Belgrano) que declaran a la Virgen María "Generala" de sus ejércitos, coloca a sus bases, buques y aeronaves, bajo el patrocinio de Ntra. Sra. Stella Maris.
Y así, como los antiguos navegantes miraban el curso de las estrellas para guiarse a buen puerto en medio del mar, también los hombres y mujeres de la Armada, viven y trabajan confiados en la protección espiritual de la "Estrella del Mar" que habrá de guiarlos al puerto de la vida eterna.
Como dato cronológico, Ntra. Sra. Stella Maris fue proclamada Patrona de la Armada Argentina el 18 de Agosto de 1937.
ALMIRANTE GUILLERMO BROWN
Nació en Irlanda el 22 de junio de 1777, pero consagró
su vida al servicio de nuestro país y fue el primer almirante
de nuestra fuerza naval. Siendo niño fue llevado por sus
padres a los Estados Unidos de Norteamérica, y al quedar
huérfano ingresó como grumete en un barco norteamericano.
Desarrolló su actividad de marino en el Océano Atlántico
y ya era capitán cuando fue apresado por un buque inglés.
Esa nave inglesa fue luego capturada por otra nave
francesa que lo llevó prisionero a Francia,
de donde logró escapar.
Regresó entonces a Inglaterra para continuar su carrera de marino y allí se casó, trasladándose con su esposa a Montevideo donde había decidido radicarse para dedicarse a la actividad comercial, para lo cual compró varias fragatas y se dedicó a transportar mercaderías a Buenos Aires. En 1810, se trasladó a Buenos Aires a bordo de una fragata de su propiedad, y fue testigo de los acontecimientos de la Semana de Mayo.
En una ocasión, los españoles le confiscaron dos de sus embarcaciones y entonces equipó a dos naves pequeñas con armas, capturó un barco de la armada del Rey y se unió a la lucha por nuestra independencia. Era un militante de la causa de Mayo, transportaba víveres, armas y oficios del Gobierno de Buenos Aires a los patriotas que se encontraban en la Banda Oriental.
En 1814 el Directorio le confirió el grado de Teniente Coronel y lo puso al frente de la primera escuadra patria. Como Teniente Coronel a cargo de la Escuadra Argentina expulsó a los realistas de la isla Martín García y los derrotó en Montevideo. Una vez vencidos los españoles en el Río de La Plata, entre los años 1815 y 1816 se dedicó a viajar por las aguas de Chile, Perú y Ecuador llevando noticias sobre la Revolución de Mayo, como precursor de la epopeya de San Martín. De regreso decidió instalarse en su quinta de Barracas y dedicarse nuevamente a la actividad comercial. Pero, cuando en 1825 estalló la guerra con el Brasil, se puso nuevamente al mando de la escuadra argentina y aunque contaba con una flota muy inferior logró imponerse al enemigo.
Para defender el régimen de Rosas luchó con éxito contra barcos uruguayos, franceses e ingleses. Estos fueron sus últimos combates.
Brown personificó el nacimiento de la marina de guerra y su epopeya en la gesta de nuestra nacionalidad.
Ya retirado y anciano, fue visitado en su quinta de Barracas por su adversario en la guerra contra Brasil, quien se quejó de la ingratitud de las Repúblicas para con sus fieles servidores, a lo cual el Almirante le respondió: ,”no me pesa haber sido útil a la patria de mis hijos; considero superfluos los honores y las riquezas cuando bastan seis pies de tierra para descansar de tantas fatigas y dolores".
Falleció el 3 de Marzo de 1857 y el gobierno decretó honras al marino “cuya vida ha estado consagrada constantemente al servicio público en las guerras nacionales desde la época de la Independencia”.
Al despedir sus restos dijo Bartolomé Mitre, "Brown en la vida,
de pie sobre la popa de su bajel, valía para nosotros por toda una flota.”
El Combate de Los Pozos
El 10 de junio de 1826 una poderosa fuerza brasileña se presentó ante Buenos Aires,
integrada por 31 barcos, 266 cañones y 2500 hombres. El Almirante Brown comandaba su
flota de 4 buques y 7 lanchas cañoneras. Se pensaba que el combate sería desigual, pero
comenzó la batalla alrededor de las dos de la tarde y luego de una hora de cañonazos
que cubrían todo de humo se hizo silencio y con asombro todas las naves argentinas
estaban a flote y algunas aún perseguían a la gran escuadra enemiga que huía.
Esta hazaña se recuerda como el combate de los pozos.
Los porteños estuvieron durante todo el tiempo agolpados en la ribera, y el Almirante Brown
recibió pruebas de gratitud del pueblo de Buenos Aires.
Fuente http://www.elportaleducativo.com.ar/
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