Si una piedra aparece, la rodean y siguen su camino.
Lanzan zarcillos estirándose hasta alcanzar un apoyo firme, donde acodan crean nuevas raíces, les surgen raíces aéreas..., se adaptan.
Hasta son capaces de entrar en latencia cuando el clima no es favorable haciéndonos creer que han muerto, pero en la primera lluvia de primavera reverdecen y vuelven a surgir con todo su esplendor.
Quiero ser como una planta silvestre.
Siempre optimista mirando al sol.
Publicación de El caldero del duende
No hay comentarios:
Publicar un comentario