Erase una vez un cienpiés que bailaba estupendamente con sus cien pies. Cuando bailaba, todo los animales del bosque que se reunían para verlo. Y todos quedaban muy impresionados con el exquisito baile. Pero había un animal al que no le gustaba ver bailar al cienpiés.
Era un sapo...
-Qué puedo hacer para que el cienpiés deje de bailar? Pensó el sapo.. No podía decir simplemente que no le gustaba el baile. Tampoco podía decir que el mismo bailaba mejor. Decir algo así no tendría sentido. Entonces concibió un plan diabólico. Se sentó a escribir una carta al cienpiés:
-Ah, inigualable cienpiés. Soy un devoto admirador de tu maravillosa forma de bailar. Me encantaría aprender tu método.
Levanta primero el pie izquierdo número setenta y ocho y luego el pie drecho número 47?
O empiezas el baile levantando el pie izquierdo número 23 antes de levantar el pie derecho número 18?
Espero tu contestación con mucha ilusión.
Atentamente, el sapo.
Cuando el cienpiés recibió la carta se puso inmediatamente a pensar en qué era lo que realmente hacía cuando bailaba.
Cuál era el primer pie que movía? Y cuál el siguiente?
Que creen que pasó?
El cienpiés no volvió a bailar jamás.
FUENTE: GAARDER, Jostein: `El mundo de Sofía', Editorial Siruela, Grupo Editorial Norma, ISBN 958-04-2976-6, 18 edición, 1995, pág. 545
No hay comentarios:
Publicar un comentario