viernes, 19 de diciembre de 2025

La corona de la vanidad

No importa la apariencia y el esplendor, la sencillez y la humildad brillan con luz propia cuando son auténticas. 
– Los hombres valiosos llegan a la fama por sus obras. Los necios se hacen famosos por la propaganda. 
– Nuestra sociedad de consumo también “fabrica” ídolos famosos, porque necesita venderlos. 
– Si el sabio te censura, piénsalo. Si el estúpido te alaba, ¡laméntalo!
 – El que se sabe merecedor de la aprobación y del aplauso, no hace nada para conseguirlos. 
– El árbol que sobresale muy pronto con sus ramas, suele ser el que primero cae por falta de raíces. 
– El hombre seguro de sí mismo goza cuando es apreciado y se duele ante el menosprecio, pero no malgasta su tiempo para cambiar la opinión ajena.
 – La propaganda es muchas veces como el agua: deja en el fondo el oro y saca a flote el leño seco. 
– Si eres sensato valoras más el juicio de los pocos que te conocen de verdad, que las alabanzas o los juicios negativos de los que te desconocen.
 – El necio se irrita con la corrección del amigo y se hincha con la alabanza del adulador. 
– El orgullo hincha la pobreza del necio y la humildad agranda la riqueza del sabio. 
– El orgullo es la fachada de la estupidez y la humildad es el cimiento de la sabiduría. 
 Por Adrrán Fenzi René Trossero, del libro “Pensar y vivir en libertad”

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