Te concebí de manera que tuvieras necesidad de acudir a mí. Si no tuvieras que sortear temporales, navegarías despreocupadamente y te contentarías con llevar una vida tranquila y apacible. Pero, por el contrario, frente a las dificultades acudes a mí y me encuentras.
Nunca te someteré a una prueba que no puedas superar. Siempre estoy a tu lado para sostenerte y consolarte, pues te amo. Apóyate de lleno en mí y deja que yo me haga cargo de las preocupaciones, los pesares y los afanes, mientras tú descansas.
Te ayudaré a salir bien de cada trance. No hay situación para la que no pueda prestarte asistencia, no hay nada difícil para mí. Ven a mí, háblame, cuéntame lo que te aqueja y permíteme que te tranquilice y te aconseje. En mí hallarás todo lo que te hace falta.
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