Recuerda,
si quieres cambiar el mundo
tienes que cambiarte primero a ti mismo;
esta es la naturaleza de las cosas.
La revolución empieza por uno mismo.
Sólo así podrás irradiarla a los corazones de los demás.
Primero,
debes comenzar el baile
y entonces verás el milagro:
los demás también empezarán a bailar.
El baile es contagioso,
el amor también lo es,
y la gratitud,
y la religiosidad,
y la rebelión;
todos son contagiosos.
Pero antes tienes que encender la llama
que quieres ver
en los ojos de los demás.
Osho, compasión
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