domingo, 21 de abril de 2024

22 de abril: Día de la Tierra

En 1972, Gaylord Nelson, senador y activista ambiental estadounidense, proclamó en Naciones Unidas al 22 de abril como fecha para celebrar este día. 
Desde 1972, los 22 de abril dejaron de ser una simple fecha, debido a que se estableció como el Dia Mundial de la Tiera con el fin de rendir homenaje al planeta y reconocerlo como nuestro hogar. En dicho año, Gaylord Nelson, senador y activista ambiental estadounidense, proclamó en Naciones Unidas el 22 de abril como Dia de la Tierra. 
La misión de Nelson para establecer este dia era clara: “una concienciación común a los problemas de la sobrepoblación, la producción de contaminación, la conservación de la biodiversidad y otras preocupaciones ambientales para proteger la Tierra”. 
Sin embargo, el primer antecedente de esta celebración se remonta a 1945, cuando Morton Hilbert y el Servicio de Salud Pública de Estados Unidos organizaron el Simposio de Ecología Humana. 
En dicha conferencia, los estudiantes escucharon a científicos hablar sobre el verdadero impacto del deterioro ambiental en la salud humana. Este 2024, la celebración del Día de la Tierra cumple 54 años. Una cita que busca concienciar a la población y los dirigentes mundiales sobre los problemas ambientales y la conservación de la biodiversidad del planeta. 
En varias culturas y desde tiempos antiguos se ha visto a la Tierra con características maternales. Tanto en el origen de la vida (vayamos al relato del Génesis 2,7: Dios modeló al primer hombre de barro y le dio vida) como en el abrazo final al momento de la muerte (recuerda que eres polvo, y al polvo volverás, Gn 3,19). 
Relatos espirituales, poemas, cantos, cuadros, esculturas… Con profundidad y belleza nos sacuden del letargo y borrachera en que nos sumerge el materialismo consumista. Vivimos como anestesiados ante el dolor de la madre. San Pablo nos decía que “la creación entera gime y sufre dolores de parto”, y quién si no una madre es la que los soporta. 
Algunos temen hablar de la “madre tierra” pensando que corren el riesgo de asumir una religiosidad ajena al cristianismo. 
Sin embargo, tenemos varios ejemplos en la Biblia y la tradición de la Iglesia de un uso adecuado de esta analogía. 
El Papa Francisco nos recuerda que «la cosmovisión judeocristiana defiende el valor peculiar y central del ser humano en medio del concierto maravilloso de todos los seres». «Todos los seres del universo estamos unidos por lazos invisibles y conformamos una especie de familia universal, una sublime comunión que nos mueve a un respeto sagrado, cariñoso y humilde» (Laudate Deum 67). 
Esta dimensión femenina nos la muestra pródiga y generosa en la entrega de sus frutos, a la vez que avasallada cuando no se la respeta y se abusa de ella. Como toda madre se alegra de ser casa acogedora de la gran familia humana. 
Y también sufre por el maltrato de sus hijos. Por eso, en el Día Mundial de la Tierra (22 de abril) miremos a nuestra madre querida, la tierra, que nos necesita de modo urgente. Sus ríos son venas por las que circula el agua que da vida a cada rincón del Planeta. Sus bosques, pulmones por los cuales ella y sus hijos respiran. 
Sus montañas y abismos expresan el poder y magnificencia de su creador. El hermano Sol y la hermana Luna se conjugan en armonía para dar luz, calor, distinguir un rostro de otro. La luz da vida y rompe el anonimato al cual nos condenan las tinieblas. 
La rica y abundante biodiversidad asegura posibilidades de alimentos, medicinas, colores, aromas, texturas. No solamente utilidad, sino también belleza que expresa el cuidado de Dios por cada una de sus creaturas. 
San Francisco de Asís nos ha enriquecido con su espiritualidad, haciéndonos gozar de su hermosura. 
Él nos invita a mirar desde una perspectiva de familiaridad nuestros vínculos con todo lo creado. Sin embargo, como hijos desagradecidos atentamos contra su belleza y vitalidad. 
La vamos demoliendo paulatinamente. El avance de la desertificación de los suelos a un ritmo sostenido. 
La tala de bosque nativo extendiendo la frontera agraria expulsa y mata varias especies animales y vegetales. 
La contaminación de ríos, arroyos, lagos vertiendo en ellos productos químicos, basura, desechos cloacales provoca que muchas comunidades no puedan beber ni abrevar a sus animales, limitando también la alimentación por medio de la pesca. 
Océanos expoliados y sobreexplotados al límite de la extinción de algunas especies.
¿No hay una que estemos haciendo bien?

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