
En Argentina, la aparición de la primera entidad integradora del conocimiento y empleo de la aviación militar, fuera del ámbito de lo deportivo o de recreación, marca el inicio de la aviación militar argentina. El lugar donde habría de instalarse el nuevo Instituto de Formación era un terreno perteneciente al Segundo Grupo de Artillería a Caballo, ubicado en El Palomar (provincia de Buenos Aires), cedido para el nuevo emprendimiento.
El parque aéreo se fue completando con las generosas donaciones realizadas por la ciudanía argentina: suscripción publica, funciones benéficas de teatro, festivales aéreos en Villa Lugano, concursos de dibujos alusivos, emisión y venta de un millón y medio de tarjetas postales- a un costo de veinte centavos cada una- y regalos desde los más diversos lugares.
Todo esto sirvió para comprar tres aviones y pagar tres meses de sueldo para el piloto instructor, saldo que ayuda a abonar una empresa tabacalera de la época, como todo el parque aerostático del Aero Club Argentino.
La Fuerza Aérea Argentina tiene como tarea específica organizar, mantener y alistar los medios aéreos de la Nación, actividad que se complementa con la preparación y perfeccionamiento del personal seleccionado para garantizar que se cumplan todas estas acciones, con el fin de contribuir a la defensa nacional, ejerciendo la soberanía en el espacio aéreo.
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