domingo, 25 de diciembre de 2011

El ejemplo de San Agustín

Cierto día en que San Agustín paseaba por la playa, ensimismado en tratar de resolver el Misterio de la Santísima Trinidad, cuentan que se dio de bruces con un Niño que iba y venía a la orilla trayendo agua, con su baldecito.
Dirigiéndose a él, le preguntó por qué trataba inútilmente de rellenar con el agua del mar que traía, continua y persistentemente, aquel pocito excavado en la arena.
Cuando el Niño le respondió, sin dudarlo, que estaba trasvasando toda el agua del mar hasta su pocito... San Agustín le respondió: "lo que intentas es totalmente inútil, porque jamás conseguirás llevar toda la inmensidad del océano hasta ese hoyo en la arena, cuando además utilizas un recipiente tan pequeño y sabes que la arena no deja de filtrar cuanta agua eches en tu pocito".
Sin inmutarse, aquel Niño volvió a dirigirse a la orilla después de vaciar su cubo en el pocito, mientras que le respondía: "antes llenaré yo de agua este hoyo, que tú resolverás el Misterio de la Santísima Trinidad".



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