Habla con las personas. No hay nada tan agradable y alentador como
una palabra de saludo cordial, particularmente hoy en día que tanto
necesitamos de gestos amables.
Sonríe a las personas. Recuerda que para mover la cabeza ponemos en
acción 72 músculos, y que para sonreír nos basta con movilizar 14.
Llama a las personas por su nombre. Para casi todos, la música más suave es oír su propio nombre.
Sé amistoso y servicial. Si quieres tener amigos, sé amigo.
Sé cordial.
Habla y actúa con toda sinceridad: todo lo que hagas
hazlo con gusto.
Interésate sinceramente por los demás.
Recuerda que sabes lo que
sabes, pero no sabes lo que otros saben.
Sé generoso al elogiar y cauteloso al criticar. Los líderes
elogian, saben animar, dar confianza y elevar a los otros.
Aprende a captar los sentimientos de los demás. Hay tres ángulos en
toda controversia: el tuyo, el del otro y el del que sólo ve lo suyo
con demasiada certeza.
Presta atención a la opinión de los otros.
Tres son las actitudes
de un auténtico líder: oír, aprender y saber elogiar.
Procura aportar los buenos servicios que puedes hacer: lo que
realmente vale en nuestra vida es lo que hacemos por los demás.
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