martes, 10 de julio de 2018

11 de Julio – Día Nacional del Bandoneón

11 de Julio – Día Nacional del Bandoneón
El Día del Bandoneón se conmemora el 11 de julio de cada año en la Argentina.

Esta fecha fue elegida por ser la del nacimiento de quien se considera el “Badoneón mayor de Buenos Aires“, el maestro Aníbal Troilo, alias “Pichuco”, nació en Buenos Aires el 11 de julio de 1914 y fue un distinguido bandoneonista, compositor, director de orquesta de tango. Su orquesta comenzó a experimentar con nuevas sonoridades y temáticas. Por todo esto fue que la fecha de su nacimiento conmemora el día del bandoneón.

El 11 de julio de 2005, el Congreso de la Nación Argentina declaró esa fecha como Día Nacional del Bandoneón mediante la ley 26.035, sancionada el 18 de mayo de 2005. Los propulsores de esta ley fueron Francisco Torné, nieto de Zita Troilo, y el poeta Horacio Ferrer, amigo del músico y presidente de la Academia Nacional del Tango.

Aníbal Troilo
Aníbal Troilo y su bandoneón
Aníbal Troilo y su bandoneón
(1914 - 1975) Aníbal Carmelo Troilo nació el 11 de julio de 1914, en el barrio del Abasto, en Capital Federal, Argentina. Cuando tenía 8 años sufrió la muerte de su padre. Su vocación artística surgió cuando aún cursaba la escuela primaria. El mismo Troilo comentó alguna vez que “el fueye me atraía tanto como una pelota de fútbol. La vieja se hizo rogar un poco, pero al final me dio el gusto y tuve mi primer bandoneón: diez pesos por mes en catorce cuotas. Y desde entonces nunca me separé de él”.
Su familia lo apodó Pichuco, sobrenombre con el que comenzó a ser conocido en el ambiente. En 1926, a la temprana edad de 12 años, tocó el bandoneón en un evento benéfico del Petit Colón, un cine del barrio del Abasto. A pedido del dueño del cine, pasó a integrar la orquesta estable del mismo. En 1930 se unió al conjunto Vardaro-Pugliese, que daba espectáculos en el Metropol de la calle Lavalle. La agrupación estaba integrada por Osvaldo Pugliese al piano, Alfredo Gobbi y Elvino Vardaro en violines, Miguel Jurado y Aníbal Troilo en bandoneones y Luis Adesso en contrabajo.

En 1932 fue llamado por Julio De Caro, quien formó una gran orquesta que debuto en el cine Astor. La orquesta contaba con Pedro Laurenz, Armando y Alejandro Blasco, Aníbal Troilo y Calixto Sallago en bandoneones; Francisco De Caro y José Maria Rizzuti en pianos; Vicente Tagliacozzo, Julio De Caro, Samuel Reznik, José Niessov y Sammy Friedenthal en violines; Vicente y José Sciarreta en contrabajos y Antonio Rodríguez Lesende como cantante. En 1933, Troilo participó en la película Los tres berretines, en un trío con José Maria Rizzutti en piano y Vicente Tagliacozzo ejecutando el violín.

Su asenso fue meteórico. El poeta Julián Centeya lo bautizó como -El Bandoneón Mayor de Buenos Aires-. Troilo fue autor de 60 excelentes Tangos. Los músicos que lo acompañaron en su carrera musical han elogiado cada aspecto de su persona. Su talento fue sorprendente, por lo precoz y la grandeza de su aporte al género. Los entendidos, afirman que su grandeza radica en que su pasión era tal, que eso mismo lo elevaba. Troilo cerraba sus ojos cuando tocaba pero no pudo explicar el motivo. En ocasiones dijo que lo hacía porque se sentía dentro de sí mismo.

Tras la muerte de Homero Manzi, una noche interrumpió un juego de Bacarat se aisló en una habitación para componer en un rato su obra Responso, un lamento que está catalogado como uno de los tangos más brillantes de todas las épocas. Lo grabó pero luego se negaba a tocarlo. Lo ha hecho a pedido del público, pero se sabe que sufría cuando lo hacía.

Troilo fue un melodista extraordinario, talentoso para la composición como lo demuestra en obras de su autoría para letras de Homero Manzi (Barrio de tango, Sur, Discepolín, Che Bandoneón). Troilo tuvo en su orquesta al innovador del tango, cuando joven, Ástor Piazzolla, a quien difirió con el orgullo de designarlo su arreglador. Troilo Siempre recordaba a Piazzola: “la gente quiere bailar, no perdamos el baile, porque si perdemos la milonga, sonamos”. Sus formaciones orquestales contaron con cantantes de renombre como Edmundo Rivero, Roberto Goyeneche y Elba Berón.

El Bandoneón Mayor de Buenos Aires murió el 19 de mayo de 1975 en el Hospital Italiano, a causa de un derrame cerebral y sucesivos paros cardíacos.

El bandoneón, nombre, origen y fabricantes

na primitiva clasificación de los instrumentos musicales establecía tres categorías: 1) de cuerda, 2) de viento y 3) de percusión. Al bandoneón, correctamente, se lo incluyó entre los instrumentos de viento. Pero esta clasificación cayó en desuso por falta de unidad de criterios, ya que 1 y 2 tomaba como base lo que vibraba y 3, lo que hacía vibrar.

Un bandoneónEn el año 1914 los musicólogos Eric von Hombostel y Curt Sachs establecieron una definitiva clasificación en base a la pregunta: ¿Qué es lo que vibra?: 1) vibra el material que compone el instrumento por su rigidez (xilófono o marimba, entre otros), 2) vibran membranas estiradas rígidamente (tamboril, etc.), 3)vibra una o varias cuerdas extendidas sobre puntos fijos (guitarra, víolín, etc.) 4) O es el mismo aire puesto en vibración, como los órganos de tubo, los armonios, a los cuales se los llama instrumentos aerófonos, y aquí entra el bandoneón junto a los que lo precedieron como el acordeón y más directamente la concertina.

Se lo puede definir entonces como un aerófono portátil con botones, accionado a fuelle, con ejecución de ambas manos simultáneamente, por acción del aire a presión con un sistema de lengüetas metálicas. En el lado derecho están los «cantos afinados» y en el izquierdo los graves, una octava más baja.

Existen los bandoneones cromáticos que expresan la misma nota abriendo o cerrando el fuelle. Si bien éste surgió en la etapa experimental se lo continuó usando en Europa y aún en Japón hasta que llegaron los ejecutantes argentinos. Y el acromático, de mayores posibilidades, el utilizado por los profesionales del tango, que varía la expresión según se lo ejecute abriendo o cerrando, produciendo disonancias y asonancias, a estos también se los llama diatónicos o bisonoros.

La concertinaOriginado en Alemania, lo más aceptado es que su nombre deriva de uno de sus probables creadores o al menos su principal difusor: Heinrich Band y en cuanto al sufijo que sucede al nombre hay opiniones divididas aunque prevalece la que sostiene la formación de una suerte de cooperativa para solventar la construcción del instrumento, dando origen al término band-union, transformado por razones de eufonía en bandonion. Para otros autores, cabría la posibilidad de que bandonion habría tomado el sufijo onion de varios antecesores como el aeolidicán, el aeolomodikón, el elodicón y el mismo akkordión (acordeón) todos ellos basados en el mismo principio de la lengüeta que vibra.

En cambio, sería erróneo considerarlo derivado del harmonium, instrumento que nada tiene que ver con el bandoneón, salvo el ser accionado a fuelle y tener cierto parecido sonoro.

Antiguo acrodeónEn nuestro país se habría llegado a bandoneón cuando para ser exportado a países de Sudamérica se lo escribió así. Y en la Argentina tuvo varios derivados tanto orales como escritos, se lo denominó mandoleón, mandolión, bandoleón, bandolión, posiblemente por el mal hablar del pueblo y de los mismos ejecutantes, capacitados para la música pero con mínima instrucción escolar.

Heinrich Band nació en la ciudad de Krefeld, Alemania. Profesor de música y luthier, uno de los 16 hijos de Peter Band, también músico y comerciante de instrumentos musicales, se desempeñó como cellista en una orquesta de su municipio y habría conocido hacia 1840 la concertina —creación de Carl Friedrich Ufflig— instrumento que puede considerarse como el antecesor inmediato del bandoneón y lo incorporó a la agrupación musical en la que actuaba. Dicho instrumento despertó su interés, pero debido a la escasa extensión que tenía se sintió estimulado en perfeccionarlo. En 1843 se estableció con un comercio de venta de instrumentos donde, hacia 1846, habría pergeñado el bandoneón.

Los primeros instrumentos fabricados por Band tenían 56 tonos con 14 teclas bisonoras de cada lado. Luego fabricó otro de 64 tonos y otro de 88. Roth considera que, básicamente, el bandoneón no es otra cosa que una concertina mejorada, con otra disposición en los teclados y sobre todo con una sonoridad distinta. Quizá por eso nunca fue patentado.

Acordeón modernoEl bandoneón de 64 tonos contaba con 32 teclas, 17 del lado derecho y 15 del opuesto, y cada una de las teclas daba una nota distinta. El de 88 tonos tenía 44 teclas, 23 del lado derecho, o cantos y 21 del izquierdo, o bajos.

Heinrich, contribuyó además a la difusión del instrumento con varias transcripciones de obras para piano adaptadas al bandoneón. Fue autor de algunos valses y polcas. A su fallecimiento el negocio siguió en manos de su esposa, primero con un socio y luego con su hijo mayor Alfred, quienes a través de su editorial publicaron Escalas y acordes en todas las tonalidades mayores y menores para bandoneón, que fue una de las primeras obras de estudio aparecidas para el instrumento.

En 1986, el investigador Manuél Román, ofrece su contribución negando que Band fuese el creador y si un tal Carl Zimermann. Se basa en un aviso publicado por Band en 1850 en el que enuncia: «A los amigos del acordeón: por un nuevo invento, otra vez hemos perfeccionado notablemente nuestros acordeones, y estos de nueva construcción, de formato redondo u octogonal de 88 a 104 tonos, están disponibles en nuestro comercio». De este anuncio, dicho autor extrae estos argumentos para sustentar su hipótesis: 1) que en el mismo no aparezca la palabra bandoneón; 2) que Band no se proclame inventor del mismo. Y añade que en la ciudad de Krefeld no existe registro alguno de la mentada cooperativa Band-union, además Band figura como comerciante y no como fabricante, no habiéndose comprobado que tuviera empleados en su comercio que lo pudieran haber ayudado en su fabricación. Finalmente que Zimermann basó su creación en la concertina alemana de Ufflig y la denominó Carlsfelder Koncertina. La invención dataría de poco antes de 1849, ya que ese año presentó el instrumento como por él fabricado en la Exposición Industrial de París». Finaliza Román expresando que Zimermann emigró a Norteamérica vendiendo su negocio a Ernest Louis Arnold.

Una symphonettaAmbas versiones tienen el mismo origen, la concertina de Uhlig. Es muy posible también que ambos lo fabricaran con una serie de diferencias técnicas, como ser el número de teclas, la diversidad de modelos, la cantidad de cantos a derecha e izquierda, etcétera.

Desde los albores de su fabricación, ha sido patrimonio casi exclusivo de Alemania, cuyos fabricantes se cuidaron muy bien de ocultar ciertos secretos, de manera especial lo atinente a las aleaciones metálicas utilizadas en la confección de las lengüetas.

Ernest Louis Arnold (1828-1910) fue el fabricante de los bandoneones ELA que eran importados en la Argentina y vendidos por Alberto Ohermann. Posteriormente la dirección de la firma pasó a manos de sus hijos, hasta llegar al menor de ellos, Alfred (1878-1933), quien con toda la experiencia ganada desde sus primeros años fundó en 1911 la firma Alfred Arnold Bandonion, fabricante de los famosos y apreciados AA (Doble A). En las propagandas posteriores se lo indicaba como: «El único instrumento para una interpretación perfecta del tango argentino».

Luis Mariani (nieto)La fábrica ofrecía tres modelos: lisos, con media encajadura de nácar o semi nacarados y con incrustaciones de nácar completa. Después de la primera guerra mundial pasaron a ser importados por la casa Emilio Pitzer que tenía registrada su marca y por Luis Mariani.

Bajo la falsa denominación de América también llegaron bandoneones para la casa musical de ese nombre, hasta ser descubierta la maniobra. Arnold también fabricaba los Premier, excelentes en su calidad e importados por Sharp y Veltren. Otra marca renombrada fue Germania, construidos por «M:Honer A:G» (Matías Honer). Eran estos instrumentos muy sólidos y de excelente terminación. De la misma casa provenían las marcas Tango, Cardenal (en su país era Cardinal) y también Concertista, todos importados por Oherman.

Los hermanos Alfred y Paul Arnold fueron sucedidos por sus respectivos hijos. Uno de ellos Horst Alfred escribió al autor de este trabajo: «Sabrá que la firma no existe más, mi fábrica fue expropiada y es, desde 1949, fábrica del pueblo. Ahora se fabrican bombas para motores diesel. En 1950 me fui a Frankfurt y desde esos tiempos me dedico a la venta y afinación de bandonios [sic] en buen estado».

Un hijo de Paul Arnold, hermano y socio de Alfred, pudo salir del Este Alemán y, en la parte occidental del entonces dividido país, establecer su propia fábrica en la ciudad de Obertshausen, contando con la colaboración del Sr. Muller, ex técnico de Alfred. La firma duró hasta poco después de fallecer su titular en el año 1971. Actualmente no existen fábricas de bandoneones.

Se calcula que éste instrumento puede tener una vida útil de 200 años. Dentro de este sombrío panorama la luz de esperanza tiene el nombre de otro alemán que aún no llegó a los cincuenta años de edad, su nombre es Klaus Gutjahr, que los construye en forma artesanal y por encargo. El modelo Gutjahr II se realizó teniendo muy en cuenta las apetencias de los tanguistas rioplatenses, sin descuidar su adecuación a la interpretación de la música sacra y de concierto.

Emilio Torija SanzEn nuestro medio Emilio Torija, realizó un temprano intento de fabricarlos artesanalmente y sería entonces el primer fabricante que tuvo el país. Tenía además un taller de afinación en Rivadavia 3961.

En un cabaret en el que tocaba la orquesta de Pedro Polito, se anunciaba en un cartel: «Bandoneón fabricado por un argentino». Actualmente en la ciudad de Bahía Blanca tenemos un luthier de bandoneones nacido en 1920, que tiene un taller pequeño donde, a pedido, confecciona sus bandoneones, incluyendo las matrices.


No hay comentarios:

Publicar un comentario