sábado, 16 de febrero de 2019

Fuertes como la seda


A lo largo de la vida nos iremos enfrentando a muchas personas manipuladoras, dominantes y ambiciosas. Algunas están muy cerca de nosotros, la conocemos e interactuamos directamente con ellas, en cambio a otras las conocemos por los medios de comunicación. Podríamos decir que estas personas son los depredadores de la naturaleza humana.


De ninguna manera es nuestro trabajo cambiarlos, pero sí demostrarles que nuestra amabilidad y tendencia al pacifismo no equivalen a la flojera o la blandura. Quien trata bien a los demás, parece a veces ser frágil y delicado, pero a menudo nada tiene de esto. Podemos ser gentiles, pero también mostrar que tenemos antídotos para los tóxicos de los depredadores.
Me gusta la comparación con la seda, porque la confundimos con que es débil, pero sus fibras son fuertes y flexibles. La seda es mucho más resistente que un cable de acero de similar grosor, y muchísimo más elástica. Se dice que un cable de seda del grosor de un lápiz sería capaz de detener a un Boeing 747 en pleno vuelo.
Los depredadores quieren tener amigos sobre los que puedan dominar puesto que eso los hace sentir fuertes e importantes, pero la verdad es que ellos mismos res no tienen fuerza ni coraje. Ellos confunden la suavidad y la debilidad y acusan a quienes no pueden dominar de haberlos engañado en su suavidad. Pero no confundamos la gentileza y la justicia con la debilidad o la estupidez. Hay muchos depredadores en este mundo así que, a las personas sensibles, les deseo que puedan conectarse con lo mucho que están hechos de seda.
Fanny Libertun

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