Tenemos que aprender cada cierto tiempo a adaptarnos al entorno y "autopodarnos": Cortar nuestras debilidades y dejar que florezcan y crezcan nuestras fortalezas. Mientras sigamos creyendo en nuestro fuero interno que los otros son los malos y nosotros, los buenos, no lograremos un nivel de autocrítica que nos posibilite llevar adelante la revolución fundamental para construir juntos un mundo mejor.
En relación con la apertura a las críticas, una actitud humilde hacia ellas nos llevaría a agradecer esta retroalimentación.
Formidable, pero complejo el desafío que se nos presenta, porque la humildad va directamente en contra de nuestro egoísmo estructural.
Una debilidad es una piedra en el propio zapato. Entorpece mucho más el avance por el camino que las piedras que éste tiene. Pero es una piedra que se puede sacar.
El secreto del Junco. Daniel Seisdedos. Ediciones B
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