Que cuando tropieces, tus alas se abran y alces nuevamente el vuelo.
Que tus brazos sirvan para consolar a quienes quieres de verdad y sean un refugio de consuelo donde puedan descansar y sentirse a salvo.
Que tus lágrimas se transformen
en sonrisas y te des cuenta de que lo malo no dura siempre y la vida, a pesar de todo es bella.

Así, siempre tendrás razones para seguir adelante y no rendirte jamás.
Créditos al autor

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