viernes, 22 de septiembre de 2017

23 de septiembre: Aniversario del voto femenino

El 23 de septiembre de 1947, la CGT organizó una concentración en Plaza de Mayo para celebrar la promulgación de la ley 13.010, que concedía el voto a la mujer. Un público numeroso concurrió desde temprano al evento. Tras la firma del decreto, Perón se lo entregó a Evita en un gesto simbólico que expresaba el reconocimiento del gobierno por su campaña a favor de los derechos políticos de la mujer.

Pese a que la lucha por los derechos de la mujer en el país se remontaba a finales del siglo XIX, ya en 1946 Evita hizo suya la campaña a favor del voto femenino. Tras las elecciones de febrero de ese año, que dieron el triunfo a la fórmula Perón-Quijano, Evita pronunció su primer discurso oficial. En él manifestaba su apoyo a los derechos políticos de la mujer:


En Argentina desde principios del siglo pasado militantes feministas y socialistas compartieron sus luchas por los derechos civiles y los derechos laborales. Una de las figuras destacadas fue Julieta Lanteri, quien fue la primera mujer en poder emitir su voto. Junto con la socialista Alicia Moreau funda el Centro Feminista, primera organización que luchó explícitamente por los derechos de las mujeres. Lanteri, lejos de remitir su lucha solamente al voto, tomaba la lucha por las condiciones de trabajo de las mujeres, el derecho al divorcio, luchaba contra proxenetas y contra la intromisión de la Iglesia en la vida de las personas. Comprometida en la lucha de las trabajadoras, en 1912 las lavanderas de La Higiénica la nombran su asesora frente a la patronal.

El 23 de septiembre de 1947, Eva Perón manifestaba en la Plaza de Mayo:

“Mujeres de mi patria: recibo en este instante de manos del gobierno de la Nación la ley que consagra nuestros derechos cívicos. Y la recibo entre vosotras con la certeza de que lo hago en nombre y representación de todas las mujeres argentinas, sintiendo jubilosamente que me tiemblan las manos al contacto del laurel que proclama la victoria. Aquí está, hermanas mías, resumida en la letra apretada de pocos artículos, una historia larga de luchas, tropiezos y esperanzas. Por eso hay en ella crispación de indignación, sombra de ataques amenazadores pero también alegre despertar de auroras triunfales. Y eso último se traduce en la victoria de la mujer sobre las incomprensiones, las negaciones y los intereses creados de las castas repudiadas por nuestro despertar nacional” .

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