sábado, 6 de enero de 2018

EL AMOR ES CREADOR.

El amor es creador: da vida a cuanto toca y revaloriza y potencia los actos normales de las relaciones humanas. 
Por ejemplo: la sonrisa, las palabras amables, los gestos corteses pueden tener dos clases de valor. 
Uno es el que intrínsecamente poseen como expresión de una solidaridad humana, elemental, que suaviza y hace grata la convivencia.



Son el lubricante que permite que los engranajes sociales no chirríen constantemente. Es el valor propio, inherente, de la palabra, ademán o gesto, y por tanto, actual e inmediato.

Pero hay otro valor muy distinto cuando esa sonrisa, actitud o frase son consecuencia y expresión visible, espontánea y fresca de un amor sinceramente sentido. Entonces, esos gestos o palabras, además de la significación que les es propia, -relativa o fugaz-, transmiten un mensaje de valor permanente porque llevan en sí una carga afectiva que trasciende la ocasión actual y hace de ese momento un presente eterno.

El amor no es una faceta particular de nuestra existencia; el amor es el centro de nuestra vida interna y, como tal centro, abarca e incluye toda nuestra actividad. Por lo tanto, todo refleja de un modo u otro este amor.

Pero el amor no puede ser confundido con el sentimentalismo o con la emotividad. Hay un amor en la emoción: ésta es un aspecto del amor; hay un amor que se expresa a través de los sentidos: es la sensualidad; hay un amor en el corazón al nivel concreto humano: la simpatía, el cariño, el afecto a las personas o a los animales e incluso a las cosas; hay un amor a niveles superio-res: el amor a la verdad, a la belleza, al bien, el amor a Dios. Y, finalmente, hay un amor que no está vinculado a ningún valor ni objeto sensible: es el amor que todo lo inunda cuando yo soy amor.

Y precisamente ese amor es la gran solución que necesita la Humanidad, porque
"El amor es la única respuesta duradera a nuestros problemas humanos."
Desconozco autor.

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