jueves, 18 de julio de 2019

19 de Julio: Recordando a Fontanarrosa

Recordamos a Roberto Fontanarrosa, reconocido escritor y humorista gráfico

Nació el 26 de noviembre de 1944 en Rosario, y entre sus personajes más reconocidos están el matón Boogie El Aceitoso y el gaucho Inodoro Pereyra (con su perro Mendieta). Hincha fanático de Rosario Central, escribió varios clásicos de literatura futbolística. El “Negro” falleció a los 62 años, víctima de un paro cardiorrespiratorio el 19 de julio de 2007.

Su carrera comenzó como dibujante humorístico, destacándose rápidamente por su calidad y por la rapidez y seguridad con que ejecuta sus dibujos. Estas cualidades hicieron que su producción gráfica fuera copiosa.

Se le conoce su gusto por el fútbol, deporte al cual le ha dedicado varias de sus obras. El cuento "19 de diciembre de 1971" es un clásico de la literatura futbolística argentina. Como buen "futbolero", siempre ha mostrado su simpatía por el equipo al que sigue desde pequeño, en este caso Rosario Central.

En los años setenta y ochenta, se lo podía encontrar tomándose un café en sus ratos libres en el bar El Cairo (esquina de calles Santa Fe y Sarmiento), sentado a la metafórica “mesa de los galanes”, escenario de muchos de sus mejores cuentos. Desde los años noventa, la mesa se mudó al bar La Sede.

Fue expositor en el III Congreso de la Lengua Española que se desarrolló en Rosario (Argentina), el 20 de noviembre de 2004. En el mismo dio la charla titulada “Sobre las malas palabras”.

En 2003 se le diagnosticó esclerosis lateral amiotrófica, por lo que desde 2006 utiliza frecuentemente una silla de ruedas. El 26 de abril del 2006, el Senado le entrega la Mención de Honor Domingo Faustino Sarmiento, en reconocimiento a su vasta trayectoria y aportes a la cultura argentina.

El 18 de enero de 2007 anunció que dejaría de dibujar sus historietas, debido a que ha perdido el completo control de su mano derecha a causa de la enfermedad. Sin embargo aclaró que continuará escribiendo guiones para sus personajes.

Hay muchas clases de grandes escritores. El Negro pertenece -creo- a esa categoría de grandes escritores que disfrutan de un oído privilegiado para reproducir voces, modos de pensar y de sentir, personajes certeramente próximos a las personas de verdad. Y no son muchos los autores tocados por ese privilegio. Y hay otra virtud que me encanta en la literatura del Negro: sus cuentos parecen siempre estar buscándote las cosquillas. Vos lo leés e inevitablemente tus labios están todo el
tiempo cerca de la sonrisa o a la carcajada. Dicen que no es fácil hacer reír. Y que no es fácil hacer reír con recursos inteligentes. Y que no es fácil hacer reír a partir de un texto escrito. Pues bien: Fontanarrosa lo hace fácil. Como mis recursos descriptivos son mucho más limitados que los suyos, me lo represento como uno de esos delanteros vertiginosos que juegan con el cuerpo un poquito encorvado, que siempre parecen caminar por un desfiladero tan estrecho que no le caben ni los pies, y que sin embargo nunca pierden el equilibrio. El Negro no se cae nunca. La lleva atada y sin tropiezos. Y tiene esa cualidad que tienen los talentosos: hacen que parezca fácil.
No estoy seguro de que estos sean los mejores doce cuentos de fútbol de Roberto Fontanarrosa. Son, eso sí, los doce que a mí más me gustan. Puede ser, amigo lector, que usted esté de acuerdo. Y si no, lo lamento: Planeta me encargó a mí la antología, y no a usted, de modo que si no le gusta mi selección, "a llorar a la iglesia". Eduardo Sacheri

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