La enfermedad ataca directamente las células del sistema inmune, es decir, los linfocitos.

La alteración de los glóbulos blancos de la sangre, que funcionan como una barrera ante las infecciones, genera la aparición de una célula anormal que se encuentra principalmente en los ganglios, el bazo y el hígado (donde habita la mayor parte del tejido y líquido linfático) y se convierte en cancerosa.
En algunos casos, inclusive, se esparce hacia el resto del organismo. Dentro de los síntomas que presenta esta enfermedad, se encuentran:
• Hinchazón indolora en los ganglios linfáticos de la parte superior del cuerpo, que se puede sentir en el cuello, la zona de la clavícula, axilas o ingle
• Fiebre, especialmente por la noche
• Sudores, escalofríos o cambios de temperatura
• Pérdida de peso inexplicable
• Pérdida de apetito
• Fatiga y cansancio inusuales. Tos persistente
• Disnea (falta de aire)
• Picazón persistente en todo el cuerpo sin causa aparente o sarpullido
• Inflamación en las amígdalas
• Dolor de cabeza
Ante la presencia de algunos de estos síntomas o dudas, consultar a un especialista.
Existen fundamentalmente dos grandes categorías de linfomas: Linfoma de Hodgkin y Linfoma no-Hodgkin.

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