miércoles, 15 de mayo de 2024

El 16 de mayo de 1926 se publicó Don Segundo Sombra

La novela describe a un gaucho que por mantener sus costumbres, sus principios, resulta superior a la filosofía de los valores y juicios valorativos de la clase alta o burguesa. 
La novela fue publicada en San Antonio De Areco, representa la más destacada tentativa de su autor en el propósito de renovación de la literatura gauchesca y constituye, al mismo tiempo, una de las más prominentes muestras de la novela nacional del siglo pasado. 
La obra es una pintura del campo argentino. En “Don Segundo Sombra”, el autor escribió una narración en primera persona, contada por un adolescente. 
El muchacho recuerda la historia de un gaucho de San Antonio de Areco y a través de la semblanza de Segundo Sombra, da un panorama de la vida campera, la escala de valores de la gente de tierra adentro y la cotidianeidad del campo bonaerense de principios de siglo. 
La obra, muy elogiada por la revista Martín Fierro, fue el punto máximo en la carrera de Güiraldes , quien murió al año siguiente de su publicación, en París, Francia. Ricardo Güiraldes, la pluma dorada de los gauchos.
No es solo una celebridad de San Antonio de Areco, también es uno de los poetas y escritores más admirados de Argentina. 
Ricardo Güiraldes (1886-1927), a pesar de tener una vida relativamente corta, pudo marcar los espíritus con sus poemas y sus obras inspiradas en la forma de vida de los gauchos. Una infancia sacudida por las costumbres tradicionales Ricardo Güiraldes nació como porteño (habitante de Buenos Aires) el 13 de febrero de 1886. 
Procedente de una familia noble de la capital, tuvo una infancia pacífica y culturalmente rica. 
Desde temprana edad, Ricardo se fue a Europa, donde pasó los primeros años de su vida. Esta mudanza, por iniciativa de su padre que fue alcalde de Buenos Aires, le proporcionó un activo importante: el aprendizaje de las lenguas francesa, alemana y castellana, y esto, a los 4 años.
De regreso en Buenos Aires, el futuro novelista hace malabarismos entre una buena educación familiar y un descanso en La Porteña, estancia ubicada en San Antonio de Areco que pertenece a su familia, siendo su madre de este pueblo colonial. 
Sin saberlo, este lugar bucólico inspirará al artista unos años más tarde para escribir sus novelas.

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