domingo, 29 de enero de 2012

Gestos que todo el mundo agradece

Muchos de estos gestos no requieren mayor esfuerzo, pero pueden hacer la diferencia entre un buen o mal rato, o incluso entre un buen o un mal día.

Sonreír, en vez de gruñir, en una larga fila en un banco.
Sostenerle la puerta a alguien que viene con paquetes hasta los dientes.
Devolver los buenos días, aún cuando de buenos no tengan nada.
Por respeto a los cuatro invitados que ya llegaron, empezar el evento a la hora que se anunció.
Jamás dormirse en una conferencia, o por lo menos cuidarse de no quedar en la primera fila.
Recoger nuestra bandeja en un restaurante de comida rápida donde hay gente esperando para sentarse.
Decir “por favor espere un momentito” antes de pasar una llamada.
No hacer evidente que lo único que le interesa del seminario son las promos gratis.
Ofrecer disculpas por la leche que su niño vomitó sobre los otros pasajeros del bus.
Dejar que el de atrás pague primero, si sólo lleva un litro de leche, y uno lleva el changuito lleno.
No pagar con tarjeta si el de adelante de la fila le dio el puesto.
Usar camisas con mangas si ha decidido no depilarse las axilas.
Poner la luz intermitente a tiempo si va a doblar en la esquina.
Dar las gracias a la pareja después de una pieza de baile.
Apagar el celular en el cine antes de que empiece la película.
Jamás comer mandarinas en un bus del transporte público.
Usar con rapidez el único baño disponible cuando se encuentra en un sitio público lleno de gente.
Pedir el puesto del pasillo en el avión si va a estar levantándose cada media hora para ir al baño.
No comer legumbres antes de una clase de yoga.
Usar audífonos en la oficina, sobre todo, si quiere escuchar música a todo volumen.
Fingir de vez en cuando que le gusta el trabajo que está haciendo, sobre todo, si se trata de atender público.
No fumar al lado de otros que están comiendo y que, por cierto, no fuman.
Contener ese terrible impulso de tocar la bocina cuando no hay más nada que pueda hacerse.
Llevar los pies limpios si va a medirse zapatos.
No salir con una perorata vegetariana en medio de un grupo que está hincándole el diente a unas chuletas de puerco.
Abstenerse después de la cuarta copa.
Bajar las luces del auto en medio de la noche.
Llenar la jarra de agua en vez de guardarla vacía en la refrigeradora. Autor desconocido.

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