viernes, 9 de febrero de 2018

La Rioja celebra la Chaya

LA CHAYA RIOJANA

HISTORIA, TRADICIÓN Y CULTURA

La Chaya es sin duda, una de las festividades heredadas de nuestros ancestros diaguitas que aún perdura e identifica a los riojanos.

Chaya proviene de la voz quechua que significa “rociar” o “mojar”.

Pujllay, significa en lengua quechua: jugar, retozar, divertirse. Pujllay es el Dios que preside la ceremonia de la Chaya.

Esta ceremonia ancestral se desarrolla en La Rioja desde el tercer sábado de febrero de cada año. Pero un sábado antes a este tercer sábado, los riojanos ya han “desenterrado” a Pujllay.

LA CHAYA UN CULTO AGRARIO

El ritual de la Chaya se relaciona con el culto agrario que los diaguitas, al igual que los incas, realizaban en honor y agradecimiento a la Pachamama (madre tierra) que todo lo brinda y protege. Decimos esto por las siguientes razones:

A) Notamos que en dicha celebración se entierra a Pujllay, esto significa, según Julián Cáceres Freyre, el culto de enterrar la vegetación hasta el año siguiente para su nuevo ciclo de vida.
B) El festejo (en la Chaya) es con agua, símbolo de vida, elemento muy preciado por el hombre, que riega las

montañas y los valles ya sea en forma de ríos, de lluvia o rocío.
C) El almidón, que antiguamente se utilizaba para jugar en la chaya se obtenía de la siguiente manera: el trigo boliviano se colocaba en una batea, luego era pisoteado para extraer un jugo blanco. Posteriormente, este líquido era colocado en un lienzo el cual era colgado en un horcón. Cuando el agua se secaba quedaba el polvo que se utilizaría para chayar; éste era perfumado con clavo de olor, y a veces era mezclado con harina y papeles picados “para que se aumente”. Hoy el almidón fue reemplazado por la harina, la cual también representa el producto de los frutos cosechados. Recordemos que los diaguitas no conocían el trigo, el cual fue introducido a La Rioja por los españoles recién después del siglo XVI, por lo tanto los aborígenes pueden o no haber festejado la Chaya con otra clase de harina, ya sea de algarroba (aprovechando y agradeciendo esa cosecha) o de maíz.
D) El arco adornado con flores, plantas, hierbas como la albahaca, y frutos representa, en mi opinión, al sagrado Tacú (algarrobo) al cual los diaguitas y calchaquíes también adornaban en la fiesta del Chiqui con cabezas de animales y con guaguas (muñecos hechos con masa de harina de algarroba) y debajo del cual se realizaba la ceremonia. La utilización de este arco ha perdurado con el paso de los siglos, hoy no sólo lo vemos en los topamientos o Tinkunco o tinku (del quechua: “encuentro”) de la Chaya, sino también lo podemos apreciar en otra ceremonia típica de La Rioja: El Tinkunaco.

E) La utilización de la aloja y la añapa en la Chaya. Estas son dos bebidas que utilizaban en sus ceremonias los diaguitas y calchaquíes, como así también otros nativos del noroeste argentino. La primera de ellas se obtiene dejando fermentar la algarroba molida con agua quedando así con un determinado grado de alcohol. La segunda bebida (la añapa) es refrescante, y según algunos nutricionistas tiene los efectos similares a la de una bebida estimulante o energizante.

LA FIESTA DEL CHIQUI Y SU RELACIÓN CON LA CHAYA

Este ritual era realizado por los diaguitas que consideraban a este dios como alguien temido, maligno. Algunos estudiosos relacionan al Chiqui con la fortuna adversa. “El Chiqui era indudablemente una divinidad maligna, pero distinta del diablo de todas las religiones, puesto que no buscaba la condenación de las almas, sino que castigaba en vida, con un criterio divino, por lo inalcanzable para los hombres, valiéndose de su poder sobre los fenómenos de la naturaleza, la lluvia y los terremotos, especialmente” (Sacarías Agüero Vera, “Divinidades Diaguitas”. P. 165, 166).

La fiesta consistía en que durante tres días, los hombres de armas llevar salían a cazar animales, cualquiera menos el suri, pues era sagrado por ser el animal vinculado al mito de la lluvia. Las mujeres comenzaban a preparar las comidas y bebidas para los días que durara el festejo y encender el fuego. Los niños buscaban la leña. Luego se reunían debajo del algarrobo más grande, bajo del cual se quedaban los ancianos y caciques y el sacerdote que tocaban los tambores, junto a ellos también se colocaban las tinajas con aloja, chicha o añapa.

El árbol era adornado con las cabezas de los animales cazados y con muñecos (o guaguas) de harina de algarroba: mashacos, que serían los principales trofeos de los vencedores de competencias tales como: carreras de a pie entre hombres, juegos de agilidad y destreza, bailes guerreros, coros de baile, tiros de flechas a diminutos blancos, entre otros.

En 1859 aproximadamente la fiesta o ceremonia del Chiqui había sido prohibida por el cura Maubecín quien la consideró pagana mandando a talar el algarrobo en los pueblos en que se realizaba dicha celebración. Según un mapa de Juan Alfonso Carrizo de 1942 podemos conocer en donde se realizaba esta ceremonia: El Pantano, Machigasta, Arauco, Udpinango, Cimbritas, Lorohuasi, San Blas de los Sauces, Pomán, Siján, Colpes, entre otros.

Sin duda, la iglesia católica establecía que solo se podía adorar a un dios, reprobando a las ceremonias diaguitas destinadas a sus divinidades considerándolas injustamente paganas o relacionadas con el demonio poniendo como excusa los bailes, cantos y actos exagerados por los aborígenes que estaban bajo el efecto de alucinógenos y el alcohol de sus bebidas sagradas.

Entre 1883 y 1885, don Samuel Lafone Quevedo entrevistó al indio Peralta nacido en el antiguo pueblo del Pantano quien le comentó acerca de cómo se realizaba la ceremonia del Chiqui en aquel abandonado pueblo.
Margarita Gentile en su ensayo publicado en el Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos “Chiqui: etnohistoria de una creencia andina en el noroeste argentino” comenta que

Juan Alfonso Carrizo pasó en 1938 por Aimogasta recopilando coplas y antiguos cantares para poder así escribir su “Cancionero Popular de La Rioja”, de allí fue hasta el antiguo pueblo de Machigasta, en donde le habían dicho que los paisanos festejaban su Chiqui. Cuando llegó a Machigasta

Carrizo vio el algarrobo ya talado en donde se realizaba la fiesta en los tres días de carnaval: domingo, lunes y martes (Carrizo P. 432).

La mencionada investigadora dice que lo comentado por el indio Peralta de ochenta y tantos años a Lafone acerca de la fiesta del Chiqui era una ceremonia de carácter religioso, para conjurar la desgracia, la mala suerte, o la mala fortuna. Sin embargo, comenta Gentile, que “hacia el año 1938 desaparece ese aspecto sagrado y se ofrece como uno de los divertimentos del carnaval, subsiste la formalidad, no así la intención con que cincuenta años atrás, en vida del indio Peralta se celebraba el Chiqui” (M. Gentile, Boletín Inst. Francés de Estudios Andinos. Pág. 12)

De este modo vemos como tal vez, la ceremonia de Chiqui, luego de ser censurada por la iglesia no desapareció, al contrario, perdura entre los riojanos en la fiesta de la Chaya, pues se heredó de este ritual el tambor, el canto de las vidalas y coplas, el festejo con aloja (actualmente con vino y otras bebidas), el arco adornado con frutos y flores (al igual que los diaguitas adornaban el algarrobo en cada fiesta del Chiqui).

PROTAGONISTAS DE LA CHAYA

*EL PUJLLAY: es el dios de la Chaya que preside la fiesta. Su nombre significa jugar, retozar. Es representado por un muñeco vestido con ropa vieja, con un sombrerote, se lo fabrica o desentierra una semana antes del comienzo de la Chaya. En algunos pueblos como Bañados del Pantano (Departamento Aruco) se lo hace cabalgar en un burro.

*LA CHAYA: en quechua significa mojar, rociar. Según la leyenda recogida en Machigasta por don José Oyola, Chaya es una joven aborigen que se enamora de Pujllay (el cual también era un indio muy alegre, mentiroso, pícaro), pero éste la engaña.

Así Chaya desilusionada se va y se pierde en las montañas convertida en forma de lluvia o rocío. Pujllay inútilmente la busca mientras recibe las burlas de sus compañeros, pues por su mala conducta la joven Chaya se marchó. Tanto Pujllay como Chaya vuelven y aparecen entre nosotros los riojanos cada febrero.

*LA GUAGUA: En quechua, guagua significa criatura menor de dos años. Está hecha de frutos secos como duraznos, higos o también en forma de mashaco (muñecos hechos con harina de algarroba y agua dejados secar al sol, con formas de palomitas guanacos u otros animales típicos cuyos ojos suelen ser adornados con semillas de plantas como la tusca). También puede estar hecha con quesillo de cabra o masa de harina de trigo. La guagua es sostenida bajo del arco por el “cumpa” y la “cuma”, mientras el “sacerdote” la bautiza echándole vino (a la guagua). Si la criatura será hombre se llamará: “Carnaval”, si es mujer: “Carnavala”.

*EL CURA: cualquier persona se disfraza de cura, por lo general un hombre (puede ser el más anciano) y es quien bendecirá a la guagua y luego a las coronas de los padrinos.

*EL CUMPA: es un hombre que quiere mediante su amistad hacerse compadre con una mujer.

*LA CUMA: es una mujer que también mediante su amistad desea hacerse compadre con un hombre.

*LOS COPLEROS O VIDALEROS: grupos de hombres y mujeres, que han venido en pacotas (grupos de hombres y mujeres a caballo que con tambores van cantando por el pueblo) que han de cantar vidalas y coplas durante la Chaya, el topamiento y el entierro de Pujllay.

ELEMENTOS INDISPENSABLES EN LA CHAYA

*EL AGUA: símbolo vital de la agricultura y del hombre. Con ella se rocía simbólicamente la tierra, los frutos y las personas. Antiguamente no existían las “bombitas” con agua que hoy se suele tirar. En su lugar según Cáceres Freyre, se utilizaban huevos de aves, que perforados eran luego llenados con agua para así mojar a la gente que chayaba.

*LA HARINA: elemento que representa el fruto de la cosecha.

*EL ARCO: en mi opinión personal, representa, como decía anteriormente, al sagrado Tacú (algarrobo) de los diaguitas, el cual en otras celebraciones como la fiesta del Chiqui , era adornado también con frutos, guaguas , cabezas de animales y bajo del cual se realizaba la ceremonia.

*EL TAMBOR: instrumento musical de percusión ya utilizado por los bravos diaguitas en la guerra o en sus ceremonias. Mediante la percusión del mismo se acompaña al canto de las vidalas y coplas. Erróneamente se le llama en la actualidad al tambor “caja”, ya que este es un término utilizado en Santiago del Estero o Salta.

El tambor está hecho con dos aros de madera de álamo, algarrobo o pino industrial, estos están cubiertos por dos “parches” de cuero (puede ser de oveja, cabra, guanaco, liebre, siendo estos últimos los más “sonadores). A su vez al tambor lo complementan dos palillos que en un extremo están forrados con cuero para amortiguar el golpe. Algunos vidaleros suelen pintar en los parches de sus tambores figuras que para ellos tienen un sentimiento especial como por ejemplo: El Señor de la Peña, la flor de cardón, el Pujllay, un caballo, las montañas, entre otras figuras.

*LA ALBAHACA: planta o hierba aromática que para el tiempo de la Chaya se encuentra madura y florecida en la mayor parte de los jardines riojanos. Con esta hierba o clavo de olor se perfumaba el almidón con el que se jugaba.

*LA ALOJA: bebida hecha por los diaguitas moliendo algarroba y colocándole agua se la dejaba reposar en tinajas o virques hasta su fermentación donde alcanzaba un cierto nivel de graduación alcohólica.

LA CEREMONIA DE LA CHAYA

*NACIMIENTO O DESENTIERRO DE PUJLLAY: una semana antes de que comiencen los festejos por la Chaya, o sea el sábado de vísperas (segundo sábado de febrero) se desentierra a Pujllay o se fabrica el muñeco con trapos y un sombrero en la casa de algún chayero. Al domicilio de aquel comienzan a llegar las pacotas, que antiguamente traían quesillos en forma de riendas o frenos, los cuales eran perseguidos para quitarles estos manjares. Pero según Julián Cáceres Freyre esta tradición de los quesillos ya casi había desaparecido para el año 1940.

*LA RONDA, LA COPLA Y LA MULTA: en aquel domicilio en donde está el recién nacido Pujllay se arma una ronda entre dueños de casa y copleros. Uno de ellos que hace de bastonero o guía, hecha las primeras coplas y con su tambor va acompañando a cada cantor de la ronda quien echará su copla cuando le toque el turno y si no pagará la multa que consiste en tomar un vaso de vino.

“En esta rueda cantando

Cada uno su copla ha de echar

Y el que no eche la copla

La multa va a pagar”

(Copla extraída de “La celebración del Carnaval en La Rioja)

****

“A la vuelta viene la copla

Y a mi me viene a tocar,

Viniendo para mí

No la ei’ de dejar pasar.

(Esta última copla la obtuve en Bañados del Pantano)”

EL BAUTISMO DE LA GUAGUA: Para el bautismo previamente se ha carneado un animal para el banquete. Se ha adornado también un arco (aunque en algunos lugares se adorna hasta cuatro de estos arcos) con palmas, cañas, flores, cintas de papel, frutas como higos, duraznos, quesillos, trozos de melones, sandías, mashacos, etc.

El cura vuelca el vino sobre la guagua sostenida por los padrinos (cuma y cumpa), en algunos casos diciendo:

“Carnaval yo te bautizo

Con agua de granizo

Por que sois

Hijo de padres mestizos”.

(Copla extraída de “La celebración del Carnaval en La Rioja” de Julián C. Freyre)

Una vez bautizada la guagua, que es un muñeco de quesillo de cabra, mashaco o puede ser también de masa de harina tipo pan, comienza la algarabía y los festejos. Se ha bendecido el fruto de la cosecha y es hora de festejar. Todo este ritual es acompañado al son de los tambores y cantos de los vidaleros. Acto seguido al

Bautismo los invitados podrán servirse de los frutos que adornan el arco y de la comida preparada de antemano.

CORONACIÓN O TOPAMIENTO (TINKU): esta consiste en la culminación del compadrazgo. Dos amigos (un hombre y una mujer) que se tienen mucho afecto se regalan un “amicho” (dos frutas gemelas) para hacerse compadres.

El coronamiento consiste en colocarse e intercambiarse coronas que pueden estar echas de albahaca, flores, quesillo o masa cocida (con azúcar arriba dando un efecto vidriado).

Esta ceremonia puede hacerse cualquiera de los tres días de carnaval.

Los compadres en una casa, las comadres en otra se concentran y preparan adornándose, arreglando su vestimenta chayera, sus tambores, etc.

Luego, ambos grupos, por un lado los “cumpas” y por otro las “cumas” se enfrenan separados a unos cincuenta metros mientras de un lado y del otro comienzan a dedicarse coplas o vidalas acompañadas de sus tambores. Cuando llegan debajo del arco se intercambian las coronas tomando un vaso de vino y tirándose harina.
ENTIERRO DEL PUJLLAY: al domingo de cenizas se le llama “domingo de Pujllay” o “chayita chica” en otros pueblos se le llama a esta ceremonia “cacharpaya” (o fiesta de despedida de algún viajero). Ese día después de haber chayado y jugado se ha cavado una fosa en las afueras del pueblo o en un lugar apartado elegido por los chayeros donde se sepultará al dios de la Chaya. Un poco antes de que se oculte el sol (“a la oración”, como decían nuestros abuelos). Aquí encontramos, como decíamos anteriormente, una relación con el culto indígena de enterrar la vegetación para que ésta complete un nuevo ciclo de vida al año siguiente haciendo así un verdadero culto a la Pachamama.

Antiguamente se enterraba a Pujllay, hoy éste es destrozado o quemado.

TOPAMIENTO: consiste en “toparse”, agruparse, juntarse, amontonarse enfrentados dos bandos, por un lado los cumpas y por otra las cumas. El topamiento es también llamado en quechua “tinkuk” o “Tinkunco” que significa “encuentro”. En ese encuentro se intercambian coronas, se tira harina, papel picado, agua.

BIBLIOGRAFÍA

*Julián Cáceres Freyre. “La celebración del Carnaval en la Provincia de La Rioja”.

*Julián Cáceres Freyre. “La fabricación del patay en los algarrobales del campo de Paccipa”.

*Margarita Gentile. Boletín del Instituto Francés de Estudios Andinos “Chiqui: etnohistoria de una creencia andina en el noroeste argentino”.

*Víctor Hugo Robledo. “Historia de Arauco. El Arauco riojano. La historia de sus pueblos y de su gente”.

*Víctor Hugo Robledo. “La Rioja Indígena”.

*Diario “El Pasquino”. Publicación de febrero de 2010 referida al carnaval en La Rioja.


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