miércoles, 12 de noviembre de 2025

A veces

A veces se nos olvida que estamos solo de paso, que la vida es un préstamo breve, un suspiro entre dos silencios. 
Vivimos corriendo, posponiendo abrazos, aplazando sueños, creyendo que siempre habrá tiempo... y no, no siempre lo hay. 
Se nos olvida que el hoy es un regalo, que cada amanecer es una oportunidad que muchos ya no tienen. Que mientras planeamos el futuro, la vida se nos escapa entre las manos, sin aviso, sin pausas. 
Nos cuesta aceptar que nada ni nadie es para siempre. 
Que las personas que amamos también tienen su momento de partir y que, cuando lo hacen, nos dejan un vacío que ni los años logran llenar. 




Y sin embargo, algo de ellos permanece: una risa, una frase, una mirada... ecos de amor que viven en nuestra memoria. 
Por eso, hay que estar. Estar presentes, estar conscientes, estar vivos de verdad. 
No basta con soñar: hay que hacer, hay que sentir, hay que decir. Decir “te quiero” antes de que el silencio lo haga por nosotros. 
La vida, con toda su fugacidad, nos enseña que el sentido no está en la duración, sino en la intensidad con la que amamos, en los momentos compartidos, en los recuerdos que dejamos grabados en otros corazones. Y aunque duela aceptar las ausencias, consuela saber que nada realmente muere si fue amado. Porque los que se fueron no desaparecen solo se mudan de lugar, del abrazo físico al abrazo del recuerdo. Y eso, eso sí es eterno.
 ©️Me gustó mucho

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