domingo, 13 de noviembre de 2011

El Cargador de Agua

Un cargador de agua de la India tenía dos grandes vasijas que colgaban a los extremos de un palo y que llevaba encima de los hombros. Una de las vasijas tenía varias grietas, mientras que la otra era perfecta y conservaba toda el agua hasta el final del largo camino a pie desde el arroyo hasta la casa de su patrón, pero cuando llegaba, la vasija rota sólo tenía la mitad del agua.
Durante dos años completos esto fue así diariamente. Desde luego la vasija perfecta estaba muy orgullosa de sus logros, pues se sabía perfecta para los fines para los que fue creada. Pero la pobre vasija agrietada estaba muy avergonzada de su propia imperfección y se sentía miserable porque sólo podía hacer la mitad de todo lo que se suponía que era su obligación.
Después de dos años, la tinaja quebrada le habló al aguador diciéndole: “Estoy avergonzada y me quiero disculpar contigo porque debido a mis grietas solo puedes entregar la mitad de mi carga y sólo obtienes la mitad del valor que deberías recibir.”
El aguador, le dijo compasivamente: “Cuando regresemos a la casa quiero que notes las bellísimas flores que crecen a lo largo del camino.”
Así lo hizo la tinaja. Y en efecto vio muchísimas flores hermosas a lo largo del camino, pero de todos modos se sentía apenada porque al final, sólo quedaba dentro de si, la mitad del agua que debía llevar.

El aguador le dijo entonces: “¿Te diste cuenta de que las flores sólo crecen en tu lado del camino? Siempre he sabido de tus grietas y quise sacar el lado positivo de ello. Sembré semillas de flores a lo largo del camino por donde vas y todos los días las has regado y por dos años yo he podido recoger estas flores para decorar el altar de mi Maestro. Si no fueras exactamente como eres, aún con tus defectos, no hubiera sido posible crear esta belleza.”

Reflexión:

Nadie es perfecto. Todos tenemos virtudes y defectos. A veces los defectos son faltas de carácter que se traducen en actitudes negativas; otras veces son problemas de salud que nos impiden hacer lo que debemos al 100%. En cada uno de nosotros existen grietas, grandes o pequeñas, pero siempre tenemos la opción de mantener nuestra actitud positiva y dar nuestro mejor esfuerzo, pero sobre todo, saber reconocer los buenos resultados. Si eres como la vasija agrietada, no te menosprecies. Si eres como la vasija intacta, no desprecies a otros. Nunca debemos perder de vista esta lección, no solo para nosotros mismos, sino para tener la capacidad de percibir lo bueno y positivo que tienen los demás. Busca siempre la bondad que hay dentro de cada corazón humano!!!


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