Antes de discutir con alguien, pregúntate si esa persona es lo suficientemente madura mentalmente para entender el concepto desde otra perspectiva. Porque si no es así, entonces no sirve de nada.
No todos los debates merecen tu energía.
A veces, no importa lo claro que te expreses, la otra persona no escucha para entender - escucha para reaccionar.
Está atrapada en su propia visión, incapaz de ver otra perspectiva, y la interacción con ella solo te agota.
Hay una diferencia entre la discusión saludable y la innecesaria.
Una conversación con una persona de mente abierta que valora el crecimiento personal y la comprensión puede ser enriquecedora - incluso si usted no está de acuerdo.
Pero ¿hablar con alguien que se niega a ver más allá de su fe? Es como hablar con una pared.
No importa qué lógica o verdad traigas, esa persona distorsionará, distorsionará o rechazará tus palabras - no porque estés equivocado, sino porque ella se niega a ver una realidad diferente.
La madurez no significa ganar un debate - se trata de saber cuándo un debate no vale la pena.
Significa entender que tu paz interior vale más que demostrar algo a alguien que ya ha decidido que no va a cambiar de opinión.
No todas las batallas merecen ser libradas; no todos merecen una explicación.
A veces lo más fuerte que puedes hacer es irte - no porque no tengas nada que decir, sino porque sabes que algunas personas simplemente no están dispuestas a escuchar. Y esta carga no es tuya.
Es conocida por su extensa carrera en cine y teatro, destacando su papel como la reina Isabel II en la película La Reina (2006), por la que ganó el Óscar, BAFTA, Globo de Oro y Premio del Sindicato de Actores. En 2003 fue nombrada Dama Comendadora de la Orden del Imperio Británico (DBE).
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