lunes, 28 de agosto de 2017

29 de agosto: Día del Árbol

El 29 de agosto de 1900 fue establecido el Día del Árbol por iniciativa del Dr. Estanislao Zeballos desde el Consejo Nacional de Educación. Suecia fue el primer país del mundo en instituir el "Día del árbol, en 1840.
Los árboles son los mejores aliados, pues captan y recargan las fuentes de agua, liberan el oxígeno y capturan el dióxido de carbono. Por esa razón hay que fomentar una conciencia de protección, conservación y restauración de los bosques, haciendo un buen uso de los recursos naturales. Una jornada dedicada a plantar árboles en diferentes lugares, para frenar los efectos del cambio climático y la tala indiscriminada.


Este día tiene por objetivo concientizar sobre la importancia del cuidado de los árboles que son esenciales para la vida en la tierra (/ecosistema/). En general es usual celebrar el "día del Árbol" en una fecha cercana al invierno ya que esa época del año es la más adecuada para plantar nuevos ejemplares, también podemos encontrar esta efeméride como el "Día Forestal Mundial".

En Argentina, el principal impulsor de la actividad forestal fue el Presidente Domingo Faustino Sarmiento (1868-1874), quien en un discurso público llegó a referirse a los árboles con las siguientes palabras: “El cultivo de los árboles conviene a un país pastoril como el nuestro, no sólo porque la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse como su complemento indispensable. La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella... ¡Árboles! ¡Planten árboles!”
Sarmiento,  en un discurso subrayó: "El cultivo de los árboles, conviene a un país pastoril como el nuestro, porque no sólo la arboricultura se une perfectamente a la ganadería, sino que debe considerarse un complemento indispensable " y agrega: "La Pampa es como nuestra República, tala rasa. Es la tela en la que ha de bordarse una nación. Es necesario escribir sobre ella ¡Arboles! ¡Planten árboles!

Los bosques nativos son fundamentales para la protección de las cuencas hídricas de captación, para atenuar el impacto de las gotas de lluvia y la nieve, para reducir los efectos de la escorrentía, para disminuir la erosión hídrica y eólica, para generar y regenerar suelo, para aumentar la infiltración y la alimentación de acuíferos, para conservar la humedad relativa de los suelos y de la atmósfera superficial, para regularizar el flujo hídrico durante los distintos meses del año, para conservar altos valores de biodiversidad, y para aumentar la resistencia ambiental al cambio climático y otros disturbios. Contribuyen además a la estabilidad meteorológica y climática, y a mantener recursos paisajísticos y ambientales de interés turístico. Todas estas funciones están intrínsecamente unidas a la supervivencia del ser humano y por extensión a la supervivencia misma de los ecosistemas.
En este sentido, el Día del Árbol puede ser la excusa para reflexionar cómo la vida moderna nos ha llevado a olvidarnos de que sólo somos parte de un ecosistema mayor, a recuperar esa unión sagrada con todos los seres de la naturaleza y a tener una conducta más respetuosa con nuestro entorno.
Científicos de todo el mundo vienen alertando a la humanidad sobre las consecuencias negativas de la tala indiscriminada de los bosques, y las dimensiones del problema son tan alarmantes que la educación no lo puede obviar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario