lunes, 1 de marzo de 2021

EL HORNERO: Leyenda


Pertenece a las aves de origen Paseriforme. Mide aproximadamente veinte centímetros de longitud, la parte superior del cuerpo es de color canela, el cuello blanco y las alas son castañas. Se alimenta de insectos que caza al vuelo.

 

elhorneroreflet


Su nido es muy característico. Tiene forma de horno de panadero y de ahí su nombre.
Además está dividido en dos compartimentos, motivo por el cual se dice que tiene sala y alcoba.
Si el tiempo está lluvioso, al dejar de llover expresa enfáticamente su alborozo porque al tener barro ya puede proseguir su obra arquitectónica.
Su canto, aunque no es melodioso suele ser agradable y tiene un dejo alegre que asemeja a un tintinear. Se diferencia de los otros pájaros no sólo en el tono sino en el orden que emite las notas.
Otra particularidad suele ser que busca la orientación de su nido, tal vez con mucho más acierto que muchos seres humanos.
Es amigo del Sol, también del Arco Iris y cuando aparecen los festeja con su melódico trino. Solo después de largas sequías o apurado por el llegar de la Primavera trabaja sin respetar el descanso dominical.
Suele decorar su nido a modo de guarda, con sus patas en el ir y venir.
Habita en Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones y el Norte de la Provincia de La Pampa.
Ibirog es su nombre en Corrientes y Misiones.

Dicen que dicen... los ancianos de una tribu guaraní, relatando una historia que más tarde se transformó en leyenda:
Jahé, era la única companía del más anciano de la tribu. Una vez Jahé salió de cacería y mientras perseguía a un carpincho, cansado ya de querer cazarlo se tendió sobre la costa del río con el fin de reponer fuerzas.
Durmió un largo rato. Al despertarse quedó extasiado al observar que de las turbias aguas emergía una joven de infinita belleza.
La muchacha sin percatarse que la miraban con paso presuroso se dirigió a su choza.
Jahé quedó prendado de la hermosa muchacha con su corazón encendido de amor.
Claro que Jahé no era el único enamorado, ya que muchos aspiraban a ser elegidos por la indiecita. Entonces decidieron competir por ella. Aguará era el mayor contrincante de Jahé.
Todos los contrincantes fueron envueltos en cueros frescos pertenecientes a los animales de la selva y así ataviados fueron dejados bajo el abrasante sol de la selva. A medida que el Sol calentaba los cueros, estos se contraían y los pretendientes uno a uno iban desistiendo de sus intenciones.
Solo Aguará y Jahé quedaron confrontándose.
Al poco tiempo, Aguará gritó que lo sacaran de aquella espantosa prisión y todos fueron a socorrerlo olvidándose del pobre Jahé.
Cuando cayeron en cuenta de su olvido todos fueron a proclamarlo ganador y vieron atónitos que de la encogida piel que poco antes contuviera el cuerpo de Jahé, escapó un pequeño ave que sobrevoló el lugar, posándose en una rama del árbol mas próximo.
Todos comprendieron que ese era Jahé, a quien el sufrimiento de su prisión ahora lo había hecho libre para siempre.
La hermosa indiecita comprendió entonces, cuan inmenso era el amor que Jahé le profesaba y le pidió a Tupá que la transformara en su fiel compañera.
Pronto los dos convertidos en pájaros armaron su nido de paja y barro, como hasta hoy lo construyen sus descendientes.

por Susana C. Otero (adaptaciones)

No hay comentarios:

Publicar un comentario