Una a una van cayendo
Como letras de un poema
Acarreadas por la brisa
de este abril de luna nueva.
Unas ocre, unas zainas,
otras que mueren de pena
porque aún con savia fresca
volverán a ser esencia.
Se ha teñido de amarillo
El camino hacia la escuela
Alfombrado de crujientes
Retazos de hojillas muertas.
El sol se duerme temprano
Y más tarde se despierta
Hay humo en las chimeneas
Es señal de invierno cerca.
El árbol se siente vano
Sin aves en sus horquetas
Alza sus ramas al cielo
Como rogando que vuelvan
Con su trinar encendido
De estío en hora de siesta
Cuando la brisa no sopla
Y el verde esta en la floresta.
Aromas de chocolate
Con leche y azúcar negra
se entremezclan en el aire
Con el olor a humareda
De las fogatas que vuelven
En cenizas las hojuelas
Esas que ayer eran sombra
Y hoy ensucian las veredas.
Se ha instalado ya el otoño
Y mi alma lo festeja
con un latir enjundioso
de poeta en musa plena.
Es el tiempo de pantuflas
Y sillón junto a la hoguera
Es tiempo de poesía
Y melancolía buena.
Andres Zuñiga
OTOÑO
Cada vez que llega marzo yo no entiendo lo que pasa:
se cubren todos de sol los árboles de la plaza.
Al viento que es muy travieso le dan ganas de jugar.
Con las hojas amarillas corre de aquí para allá
- Juegan a la rueda - rueda y también a la escondida,
pero al llegar la noche se quedan todas dormidas.
Las hojas en las veredas son una alfombra dorada
Los árboles ya desnudos no se quejan para nada.
Me gusta cuando en otoño salimos a caminar
pisando las hojas secas que no dejan de chillar.
Silvia Beatriz Zurdo
En otoño van las hojas amarillas, pardas, rojas…
Marchan junto con el viento,
que las deja sin aliento;
corren, vuelan, suben, giran,
nada escuchan, nada miran,
se destrozan contra el suelo
por llegar más pronto al cielo.
Pobres hojas amarillas, pardas, rojas,
pobrecillas, que en otoño volar
quieren y sin alas, ay! se mueren…
Julia M. Crespo
Otoño
Aprovechemos el otoño
antes de que el invierno nos escombre
entremos a codazos en la franja del sol
y admiremos a los pájaros que emigran
ahora que calienta el corazón
aunque sea de a ratos y de a poco
pensemos y sintamos todavía
con el viejo cariño que nos queda
aprovechemos el otoño
antes de que el futuro se congele
y no haya sitio para la belleza
porque el futuro se nos vuelve escarcha
Mario Benedetti
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