que vivas,
que llores alguna vez,
que te rías,
sí, que te rías,
que te encuentres en la mano
el aliento
de algún perro,
que te sorprenda el frío, que te duela,
que te crezca en el fondo de tu casa
una flor,
pero una sola,
que camines por una calle de tierra,
que te sientes en el banco de una plaza,
que te moje la lluvia un día domingo,
que conozcas un viejo o una vieja,
que te pida un pibe pobre una moneda,
que te ensucies los dedos con cocoa,
que te acuerdes de mí casi al descuido,
que te despiertes una mañana muy contenta,
que comas mandarinas a la siesta
y tal vez,
no digo siempre, alguna tarde,
te tientes de la risa
sin motivo".
Roberto Fontanarrosa
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