En 1943, a 55 años de su fallecimiento, la Conferencia Interamericana de Educación (integrada por educadores de toda América) se reunió en Panamá y estableció el 11 de septiembre como Día del Maestro:
Ninguna fecha es más oportuna para celebrar el día del maestro que el 11 de septiembre, día en que pasó a la inmortalidad Domingo Faustino Sarmiento.
Por tanto se declara día del maestro en todo el continente americano el 11 de septiembre.
Educar: su única ambición. Día a día, desde todos los ámbitos y lugares: desde el periodismo, desde el poder, desde el exilio, desde la literatura. Educar en Buenos Aires y en las provincias; en Chile y en Paraguay; al rico y al pobre, al hombre y a la mujer, al adulto y al niño. Educar. Verbo liberador, puerta de entrada a los demás verbos amados por Sarmiento: crecer, democratizar, ser, progresar.
Esa fue acaso su única ambición en la vida. Sus libros, sus polémicas, sus viajes —incluso sus participaciones políticas y militares— parecen reducidos hoy a una serie de estrategias para desterrar un único enemigo íntimo: la ignorancia. Según Sarmiento, ésta era antesala de la barbarie, sinónimo de la tristeza, la frustración, el terror y la muerte.
Un recuerdo agradecido a este maestro ejemplar y mis felicidades a todos los que hoy luchan cotidianamente por engrandecer nuestra patria.
Felicidades maestros!
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