viernes, 30 de septiembre de 2011

Los Cinco Minutos de Dios

La perfección no se tiene, pero se adquiere.

Nadie puede llamarse perfecto; pero todos

estamos llamados a conseguir la perfección.

A nadie se le puede exigir que alcance la

perfección en un sólo día; pero todos estamos

obligados a trabajar de continuo, a esforzarnos

día a día para alcanzarla.

Nadie llega a ser un eminente matemático en un

sólo día; necesita muchos esfuerzos; nadie se

convierte en un músico famoso en una semana,

son precisos muchos años.

Nadie podrá corregir sus defectos con un sólo

esfuerzo; pero si ese esfuerzo no lo hace y no

lo repite a diario, nunca llegará a ser perfecto.

Es triste tener defectos; pero es mucho más triste

hacer las paces con los defectos, resignarse

a tenerlos.

Los Cinco Minutos de Dios

Alonso Milagro




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