“Siendo preciso enarbolar bandera y no teniéndola, la mandé hacer blanca y celeste conforme a los colores de la escarapela nacional”. De esta forma Manuel José Joaquín del Corazón de Jesús Belgrano entregó la insignia patria que acompañó la naciente nación y su lucha por la independencia.
En su honor se celebra cada 20 de junio el Día de la Bandera, ya que falleció ese día de 1820. La fecha fue decretada por ley 12.361 del 8 de junio de 1938, con aprobación del Congreso, por el entonces presidente, Roberto M. Ortiz.
Belgrano, una de las figuras más destacadas del proceso histórico que se inició con la Revolución de Mayo, fue abogado, político, militar, propulsor de proyectos económicos.
En 1812, el Primer Triunvirato lo había nombrado jefe militar del Ejército del Norte para vencer a las resistencias realistas reagrupadas en el Alto Perú. Fue en este momento cuando Belgrano, sin una orden previa, creó en las cercanías de Rosario una bandera con una franja celeste y otra blanca que se convirtió luego en referencia de la que sería la Bandera Nacional.
En cada una de las batallas libradas por Belgrano se destacó su ejemplo moral, que se convirtió en eje para pensar los derechos y las obligaciones ciudadanas. Se lo recuerda como aquel civil que eligió abandonar sus intereses privados para sellar un compromiso inquebrantable con dos acontecimientos centrales de la historia argentina: la Revolución y la Independencia.
Hace 70 años, en octubre de 1936, la Dirección General de Escuelas definió las oraciones a recitar durante el ceremonial de izado y arriado de la bandera nacional en las escuelas primarias de la provincia.
Dos oraciones fueron elegidas para tales oportunidades: una de ellas fue la llamada Voto Cívico: "Patria mía, fundada por héroes y pensadores para asegurar los beneficios de la libertad a nosotros y a todos los hombres buenos del mundo que quieran vivir a la sombra de tu bandera gloriosa en el pasado y en el presente....".
La otra fue la recordada Oración a la bandera, de Joaquín V. González, aquella de: "Bandera de la Patria, celeste y blanca, símbolo de la unión y de la fuerza con que nuestros padres nos dieron independencia y libertad; guía de la victoria en la guerra y del trabajo y la cultura en la paz....". Ambas debían recitarse, en cualquiera de los dos actos referidos, previo al "buenos días niños" o al "hasta mañana niños".
En rigor, estas poesías no se mantuvieron en el tiempo, ya que luego el gobierno nacional dispuso que los actos fueran acompañados por la canciones Aurora ("Alta en el cielo, un águila guerrera....") o Mi bandera ("Aquí está la bandera idolatrada...."), la primera, estrenada como parte de una ópera en 1908; la segunda, escrita en 1859.
Respecto de Aurora, una curiosidad de su letra es que define a las franjas de nuestra enseña como de color azul ("azul un ala del color del cielo, azul un ala del color del mar..."), cuando el oficialmente aceptado para las dos franjas de la bandera es el celeste.
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