San Martín y sus tropas se situaron al sur de Santiago de Chile, en la parte oriental de Loma Blanca, con el objetivo de cortar el avance de Osorio y su ejército.
El enemigo terminó
acampando en las cercanías de la Hacienda “Lo Espejo”.
En la mañana del 5 de abril, ambas fuerzas se desplazaron para colocarse frente
a frente.
San Martín mantuvo sus batallones de Infantería en el centro de la formación flanqueados por la caballería a ambos lados. En el extremo noroeste, se encontraba la 1ra División al mando del coronel Gregorio de Las Heras, mientras que, en el sureste, se hallaba la 2da División, a cargo del coronel Rudecindo Alvarado.
San Martín mantuvo sus batallones de Infantería en el centro de la formación flanqueados por la caballería a ambos lados. En el extremo noroeste, se encontraba la 1ra División al mando del coronel Gregorio de Las Heras, mientras que, en el sureste, se hallaba la 2da División, a cargo del coronel Rudecindo Alvarado.
La 3ra División constituía la reserva y se situaba atrás de la
formación, al mando del coronel Hilarión de la Quintana.
La artillería patriota fue la primera en abrir fuego; los realistas contestan con fuego corto delatando su posición, por lo que San Martín ordena el avance de sus flancos.
La artillería patriota fue la primera en abrir fuego; los realistas contestan con fuego corto delatando su posición, por lo que San Martín ordena el avance de sus flancos.
Las Heras tiene éxito y alcanza una posición favorable para
continuar presionando al enemigo.
Por otro lado, la
división de Alvarado sufre un revés y se ve obligada a retroceder ante el
avance realista. Al observar esta situación, San Martín ordena a sus tropas de
reserva que ejecuten un movimiento oblicuo en apoyo a las tropas de Alvarado.
Esta maniobra logra igualar la situación mientras que la presión desde el otro
flanco continuaba arremetiendo contra los realistas.
Inclinando la balanza a su favor, todas las fuerzas del Ejército Unido atacan a la vez.
Osorio ordena la retirada hacia la hacienda Lo Espejo, en donde al mando de Ordóñez las fuerzas realistas presentan la última resistencia.
Inclinando la balanza a su favor, todas las fuerzas del Ejército Unido atacan a la vez.
Osorio ordena la retirada hacia la hacienda Lo Espejo, en donde al mando de Ordóñez las fuerzas realistas presentan la última resistencia.
Antes del
desenlace final, arriba al campo de batalla el general O’Higgins (convaleciente
por una herida en el codo) al mando de unos 1000 hombres más, quienes se suman
a la persecución del enemigo en retirada.
Al encontrarse con San Martín, ambos generales se abrazan y exclaman:
Al encontrarse con San Martín, ambos generales se abrazan y exclaman:
"¡Gloria al salvador
de Chile!"
Bernardo O’Higgins
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