Hace 26 años se sancionó la ley 24.303 con el objetivo de difundir las manifestaciones culturales gauchescas y en conmemoración a la publicación de “El Gaucho Martín Fierro”
La fecha se oficializó el 15 de diciembre de 1993, a través de la ley Nº 24303. Luego el decreto 1096/96 dispuso la creación de una Comisión Nacional del Gaucho para realizar acciones y eventos conducentes a la celebración del “Día Nacional del Gaucho“.
El Día Nacional del Gaucho es, además, para conmemorar la publicación de la primera parte de El Gaucho Martín Fierro (1872), prestigiosa novela de José Hernández.
El Martín Fierro cuenta la historia de un gaucho de la región pampeana, al que la injusticia social del contexto histórico lo vuelve un gaucho matrero. Narra el carácter independiente, heroico y sacrificado del gaucho. La obra tiene una continuación, La vuelta de Martín Fierro, escrita en 1879. Ambos han sido considerados como Libro Nacional de Argentina, conocidos los dos en uno como “El Martín Fierro”.
Extracto de “El gaucho Martín fierro”
Con la guitarra en la mano
ni las moscas se me arriman;
naides me pone el pie encima,
y, cuando el pecho se entona,
hago gemir a la prima
y llorar a la bordona.
Yo soy toro en mi rodeo
y torazo en rodeo ajeno;
siempre me tuve por güeno
y si me quieren probar,
salgan otros a cantar
y veremos quién es menos.
El Gaucho La palabra gaucho deriva del término quechua "huachu", que significa sin padres. Esta palabra se usó en las regiones del Plata, Argentina, Uruguay y aún en Brasil, para designar a los jinetes de la llanura o pampa dedicados a la ganadería.
El gaucho es una especie de vagabundo de la pampa, rústico y varonil que sabe defender su honor y demuestra valentía en circunstancias de peligro. Su origen criollo proviene de la mezcla de sangre entre el español y el indígena.
El Gaucho, según cuenta la historia:
El gaucho luchó durante doscientos años contra las hostilidades de los indígenas y la tierra. Forjó un espíritu noble y osado. Vivió nómada, sin apegos ni prejuicios, cantó su rebeldía y amó la libertad. Nunca tuvo patrones y se ganó el sustento trabajando en el campo. Hábil jinete y criador de ganado se caracterizaba por su destreza física, su altivez y su carácter reservado y melancólico. Realizaba casi todas las faenas a caballo, animal que era su mejor compañero y toda su riqueza. El lanzamiento del lazo, la doma, el rodeo de hacienda y las travesías, eran llevadas a cabo por los jinetes que hacían del caballo su mejor instrumento.
La Vestimenta: La ropa del gaucho fue cambiando con quitas y agregados. En los principios, el gaucho de la pampa guardaba todavía semejanzas con sus predecesores inmediatos: el vaquero andaluz y el beduino errante. Más tarde fue admitiendo cambios que se vieron en la indumentaria, en sus costumbres cotidianas y hasta en el arreglo de su caballo. Lentamente, se volvió "paisano", y cuando llegaron los vascos, les impusieron la boina de Vizcaya, a los peones de faena. La rastra, sin embargo, siguió intacta, lo mismo que las espuelas, el cuchillo -caronero, facón o daga- y el poncho. Estas fidelidades indican pertenencia y son las señales de nuestra leyenda. La boina fue reemplazando de a poco al sombrero "serenero" la golilla y el norteño "panza de burro", pero indemnes los gachos o chambergos de ala doblada y sujeta a la copa, de original confección española, como lo es de herencia el sombrero correntino, típicamente andaluz. No obstante las alteraciones de las épocas, ahí están los recados y rebenques que estuvieron siempre, y hasta el lazo, que fue orgullo en los primeros tiempos.
Aspectos del Gaucho: El payador:
La guitarra es su instrumento y las reuniones de paisanos, su medio social. Canta décimas improvisadas ante un público ocasional.
El luchador: Es un hombre habituado a las peleas en la lucha a muerte contra el indígena. Sus armas son el cuchillo (facón), y las boleadoras.
El maestro: Es el gaucho vago y sin trabajo; deambula por las zonas fronterizas y huye de la ley. Lleva un destino incierto.
El político: Juzga la situación de las luchas civiles y toma partido.
Tareas en las que se desempeña
El gaucho era un hombre muy diestro para dominar a los animales. Los conocía bien y no les temía. Era rudo, astuto y hábil jinete. Para la yerra siempre se lo convocaba. También era domador incomparable amansando a los potros más salvajes. En las tareas del arreo era un experto y sabía dirigir la hacienda por los terrenos más tortuosos. Arriero: es el que arrea el ganado, especialmente en la región andina. Entre los quichuas el arriero de las montañas recibía el nombre de curumí. Tropero: es, en nuestro país, el conductor del ganado especialmente vacuno. Lo que lo obliga a ambular frecuentemente por los valles y por las pampas. Entre todos los trabajos del gaucho, el más paciente y heroico fue el del tropero.
Juegos y Entretenimientos:
En la época del gaucho, la tierra se brindaba entera, con la sola amenaza de los malones indígenas. El gaucho alternaba sus quehaceres rurales con algunos juegos y entretenimientos que aún hoy se practican. Son éstos juegos sociales, donde participan los jugadores y el público que los observa.
La sortija: en el juego de la sortija se pone en evidencia la destreza del jinete. Entre dos postes se cuelga una pequeña argolla de metal. La tarea de los competidores es embocar, al galope, un palito de madera. Lo hacen a gran velocidad y generalmente deben pararse sobre los estribos para lograr mayor precisión.
La taba: el juego de la taba fue traído a éstas tierras por los españoles, aunque ya se conoce su existencia en la época de la roma clásica. Consiste en tirar al aire un hueso de vaca o carnero ( es el garrón de las patas traseras del animal ), como tiene una forma irregular según el modo en que caiga se determina el ganador.
Las carreras cuadreras: estas carreras eran a caballo y se denominan cuadreras porque se toma una cuadra como medida de distancia a recorrer. Son carreras cortas e intensas, para las cuáles los caballos eran entrenados con mucha dedicación.
El pato: es también una competencia entre jinetes. En ella se enfrentan dos equipos que corren tras una pelota de cuero con agarraderas. Antiguamente se utilizaban patos vivos, hoy se practica de manera menos violenta, pero continúa apasionando al público y competidores.
Truco: juego de naipes, posiblemente el que más difusión tiene en el país, tiene como interés no sólo el juego en sí, sino los floreos que a veces usan los jugadores para cantar envido y la flor. Para el primero, como se sabe, el puntaje máximo es treinta y tres. Se anuncia entre otros con los siguientes versos: Le garanto, sin cartear, que tengo la del inglés, de mayo y, con 33, nadie me hace aturrugar.
El fogón: éste era un ritual común entre los paisanos, en el cual se acostumbraba a tomar mate alrededor de una fogón, cantando o simplemente conversando. Esta bebida siempre ha sido un puente de comunicación entre los hombres. En el mate se comparte todo: desde el fogón hasta la yerba, desde la bombilla hasta la calabaza.
La viguela: la viguela, como denominaba el gaucho a la guitarra, compartía su vida nómade. Para interpretaciones en verso, en canciones y baladas, sola o acompañada por algún instrumento de percusión. El tañido de la guitarra gaucha se caracteriza por el predominio de los tonos suaves, de allí la denominación de "la bordona" que se refiere a la zona más grave del encordado. Poesía gauchesca: tiene sus orígenes en un modo de cantar popular: la payada. El hombre da campo acostumbraba a reunirse alrededor del fogón para recitar versos improvisados que acompañaba con su guitarra. Sus estrofas hablaban de la vida y las tareas rurales, del amor y la naturaleza. Los poetas gauchescos fueron hombres de vasta formación literaria que inspiraron en éste estilo, imitando su lenguaje y sus temas pastoriles. Bartolomé Hidalgo, autor uruguayo, fue quién inició el camino que tuvo muchos seguidores en la literatura rioplatense del siglo XIX.
El Lenguaje En los textos de poesía gauchesca encontramos un lenguaje rico y peculiar, que responde a la lengua hablada por el hombre de campo. Está cargado de imágenes inspiradas en la Naturaleza, comparaciones de situaciones humanas con hechos de la tierra ( animales, plantas, clima ). También se caracteriza porque abunda en refranes y dichos a modo de enseñanzas o moralejas.
Palabras Gauchas El léxico de los gauchos deriva, en muchos casos de vocablos españoles que quedaron en el campo con alguna modificación local. Por ejemplo: ansina, por decir así; agora, por ahora; cencia, por ciencia; mesmo, por mismo. Hay también una gran influencia de términos indígenas, palabras como maíz, ombú, mandioca, chajá, no tienen traducción y fueron asimiladas a la lengua. Refranero Popular El refrán es una sentencia o máxima popular que se repite tradicionalmente. Son frases cargadas de significado, invariable y que hablan a cerca de la fisonomía de un pueblo. Varios de nuestros refranes surgen directamente del Martín Fierro, otros tienen sos orígenes en el campo y han llegado hasta nosotros. Algunos ejemplos: "A buen entendedor pocas palabras", "Los hermanos sean unidos", "Es mejor que aprender mucho, al aprender cosas buenas".
La Pulpería Era el lugar de reunión; el pulpero atendía a sus clientes tras gruesos barrotes de hierro para estar a salvo de posibles ataques. En la pulpería los gauchos compartían copas, juegos y cantos. Tampoco faltaban las peleas, que en defensa del honor se desataban, cuchillo en mano. También era el espacio de recreo entre los duros trabajos y funcionaba como almacén de ramos generales, donde se podía adquirir desde un kilo de yerba hasta los tablones y clavos para armar un galpón.
Objetos Facón: daga o cuchillo grande que usa el hombre de campo. Según lo entendemos nosotros, el facón es usado tanto para las tareas de campo como para la defensa o ataque en las peleas. Se le llama facón caronero al que por ser muy grande el gaucho debe llevarlo debajo de las caronas del recado, y no en el cinto. El cuchillo Fue el más valioso complemento del gaucho; parte casi de su propio ser. Fue todo para él: cuchillo y tenedor para comer, mondadientes, elemento para matar animales, instrumento para cuerear, útil de toda su artesanía y herramienta de todas las tareas y arma defensiva y ofensiva. En el hombre de campo el cuchillo es herencia cultural europea llegada con los primeros conquistadores. Los usos que tenía asignados eran innumerables: faenear, castrar, matar, charquear, sebear, cuerear, carnear. El cuchillo sustituyó, a mediados del s. XIX, al facón que, por sus propias características caía en desuso. De hoja ancha, de unos 25 cm de largo, sin gavilán, con filo y punta hacia arriba. El lomo ancho junto a la empuñadura. Era el arma y el instrumento ideal que el hombre de campo precisaba. Se lleva como el facón, atravesado sobre los riñones con el mango junto al codo derecho. El Facón Es, en realidad, una daga, por lo tanto tiene, filo completo y contra filo. Termina en punta al eje o fuera de éste. La hoja mide, en general más de 30 cm., lo cual lo hacía poco cómodo para sacar y para el uso como utensilio doméstico o herramienta (no como arma para la faena). La empuñadura es fuerte, generalmente de "guampa" (asta), de bronce o, en los de lujo, de plata, con gavilán (travesaño) en S o en cruz. La vaina, de acuerdo con la calidad del arma, puede ser de suela o cuero crudo con esterillados de tiento, sin lonjear, con contera y pasadores y oreja (gancho) de bronce o plata. El facón caronero, era de grandes dimensiones - de hasta 80 cm de hoja - propio para montear o como arma o como para matar reses, que por su propio tamaño era imposible llevar sobre sí, por lo que el gaucho lo llevaba horizontalmente entre las caronas del recado (de ahí su nombre). La hoja se hacía generalmente con un sable o bayoneta. El facón verijero era de hoja pequeña que suplía al facón cuando éste esultaba demasiado grande para ciertas tareas (castrar, picar tabaco, etc.). Era un "lujo" y se llevaba adelante, por la delantera del tirador, con el mango hacia la derecha, junto a la rastra.
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