miércoles, 22 de agosto de 2018

23 de Agosto de 1812: El Éxodo Jujeño

23 de Agosto de 1812: El Éxodo Jujeño

Se denomina Éxodo Jujeño a la retirada hacia Tucumán emprendida por el Ejército del Norte y la población de San Salvador de Jujuy el 23 de agosto de 1812 ante el avance de las tropas realistas provenientes desde el Alto Perú.

En el Éxodo la población de Jujuy y también de Salta y Tarija abandonaron sus hogares y arrasaron con todo lo que dejaban atrás a fin que las fuerzas realistas no pudiesen aprovechar ninguno de sus bienes y dejándolos sin víveres para sus tropas.

La retirada, ordenada por el Primer Triunvirato, se debía a la imposibilidad de resistir al ejército de Pío Tristán, que avanzaba desde el Alto Perú después de haber recibido refuerzos en Suipacha que elevaban su dotación a 4.000 hombres. La intención del directorio era retroceder hasta Córdoba, donde se le unirían fuerzas procedentes de la región rioplatense. Ni siquiera el llamado a las armas de todos los ciudadanos entre 16 y 35 años, y la formación un cuerpo irregular de caballería, los Patriotas Decididos a las órdenes de Eustaquio Díaz Vélez, permitían a Belgrano oponer cabalmente resistencia sin aquellas.

El 29 de julio Belgrano dictó un bando que disponía la retirada, atribuyéndola a los desnaturalizados que viven entre nosotros y que no pierden arbitrios para que nuestros sagrados derechos de libertad, propiedad y seguridad sean ultrajados y volváis a la esclavitud

La orden especificaba que la retirada debía dejar sólo campo raso frente al enemigo, de modo de no facilitarle casa, alimento, ganado, mercancías ni cosa alguna que le fuera utilizable. El rigor de la medida debió respaldarse con la amenaza de fusilar a quienes no cumplieran la orden; la población acató sin coacción la medida a partir de los primeros días de agosto, demorándose algo más los vecinos pudientes, que requirieron de Belgrano carretas para transportar sus bienes.

El ejército finalmente comenzó también su retirada el 23 de agosto; se arreó el ganado y se prendió fuego a las cosechas para desguarnecer al enemigo. Los irregulares de Díaz Vélez, encargados antes de observar la frontera noroeste para cuidar de los movimientos de Tristán, quedarían a la retaguardia. La marcha cubriría 50 km diarios, el quíntuple de lo recomendable, para buscar cobijo hacia el oeste. El éxito obtenido en el combate del Rio de las Piedras, una escaramuza entre los hombres de Díaz Vélez y la vanguardia enemiga, alentó a Belgrano a detener la marcha. Se haría fuerte en San Miguel de Tucumán, donde hizo frente a Tristán en la batalla homónima. La victoria de Tucumán permitiría retomar Salta poco más tarde y recuperar el control de esa región del altiplano andino.

"Hay que dejarles tierra arrasada, que no quede nada en pie, ya sabrán estos maturrangos lo que es un pueblo en armas"

Manuel Belgrano

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