Un grupo de Patriotas con ideas revolucionarias se venían reuniendo en la Jabonería, negocio de Hipólito Vieytes, en la casa de Rodríguez Peña y en la quinta de Mariano de Orma, gestando las ideas revolucionarias que culminarían saliendo a la luz el 25 de Mayo. Entre ellos estaban Belgrano, Saavedra, Rodríguez Peña, Alberti y Paso.
23 de mayo: El recuento de los votos fue de 155 votos por la destitución del Virrey y 69 por su continuación en el mando. Una maniobra de los regidores del Cabildo, sin consultar al pueblo, forma una Junta Provisional presidida por el propio Virrey.
A las 10:00 se volvió a reunir el Cabildo ordinario. El recuento fue desfavorable al virrey.
Por la destitución del virrey: 155 votos, distribuidos así:
Fórmula según la cual la autoridad recae en el Cabildo: 4 votos.
Fórmula de Juan Nepomuceno de Sola: 18 votos.
Fórmula de Pedro Andrés García, Juan José Paso y Luis José Chorroarín: 20 votos.
Fórmula de Ruiz Huidobro: 25 votos.
Fórmula de Saavedra y Castelli: 87 votos.
Por la continuación del virrey, solo o con asesores: 89 votos.
No votaron: 27 personas.
Los miembros del Cabildo Ordinario, Manuel José de Ocampo y Tomás Manuel de Anchorena, le comunicaron a Cisneros que había cesado en el cargo.
Según la mayoría, el cargo debía quedar en manos de una Junta de Gobierno, a nombre de Fernando VII.
Sin embargo, la falta de unidad en las ideas quiso ser aprovechada por los síndicos, favorables a la continuidad del virrey.
Así, pese a lo convenido, el comunicado del Cabildo fue:
“El excelentísimo señor virrey debe cesar en el mando y recaer éste provisionalmente en el excelentísimo Cabildo, con voto decisivo del caballero síndico procurador general, hasta la erección de una junta que ha de formar el mismo excelentísimo Cabildo en la manera que estime conveniente, la cual haya de encargarse del mando mientras se congregan los diputados que se han de convocar de las provincias interiores para establecer la forma de gobierno que corresponda”.
El síndico procurador general era Julián de Leyva, quien defendía la permanencia del virrey. Su objetivo era nombrar una Junta presidida por Cisneros.
Así quedaba desarticulado el resultado de la votación de la noche anterior.
Además, se suspendió una reunión prevista para las 15:00, y se avanzó en la formación de una Junta de Gobierno.
Cisneros, más cauteloso que Leyva, pidió que se consultara a los comandantes militares sobre esta decisión, si bien no dejó de aceptar por escrito la propuesta.
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Los comandantes respondieron que debía hacerse público que el virrey había cesado en su cargo, y que el Cabildo asumía el gobierno.
Pero el Cabildo ya trabajaba en la integración de la Junta de Gobierno, que propiciaba integrada en su mayoría por españoles peninsulares, o sea nacidos en España, y minoría de criollos: sólo Saavedra y Manuel Belgrano representarían a los nacidos en el Virreynato del Río de la Plata.
Comenzó a convocarse la movilización de los criollos. De boca en boca, la gente inició su convergencia a la plaza a esperar que se hiciera público lo decidido en el Cabildo abierto del 22/05.
Saavedra y Belgrano acudieron al Cabildo a dar a conocer el descontento de la gente por la desinformación. La gente quiere que se haga pública la destitución del virrey. Toda la ciudad sabía que la mayoría había votado eso.
Entonces, ambos se enteran que la demora es porque, en forma simultánea, se quiere anunciar la composición de la junta. Los dos rechazan integrarla, y aconsejan que se difunda la destitución de Cisneros, y que se deje para el día siguiente lo demás. Ellos agregan que la gente rechazará los otros nombres elegidos para formar la junta.
El Cabildo publicó el bando, con la autorización del virrey, dando a conocer que Cisneros ya no era más el virrey. Pero antes de publicar el bando, el Cabildo le prohibió al administrador de correos que dejara salir comunicaciones desde Buenos Aires hasta nuevo aviso. O sea, no querían que se supiera en otras localidades del Virreynato sobre la deposición de Cisneros.
Leyva todavía confiaba en concretar su contrarrevolución.
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