El 25 de mayo de 1810 es sólo la fecha en la que concluye una seguidilla de hechos que puso la semilla de la independencia argentina.
Si bien el 25 de Mayo es recordado como la fecha clave en la que pudo constituirse el primer gobierno patrio, la semana precedente estuvo cargada de sucesos que se fueron sumando al descontento popular y que culminaron en la ruptura del Virreinato del Río de la Plata, dependiente del rey de España.
La Semana de Mayo, el punto inicial de ese proceso independentista que llevaría su tiempo pero se concretaría seis años después, el 9 de julio de 1816, comenzó el 18 y concluyó el 25. Ese año, los días cayeron viernes y sentaron las bases del por entonces futuro Estado argentino.
La Revolución de Mayo de 1810
Luego de las invasiones inglesas y de la respectiva victoria de las tropas criollas ante éstas, un sentimiento de unidad y fuerza emergió entre la población rioplatense. España vivía desde 1808 el avance de tropas napoleónicas y su poder político y económico se debilitó en poco tiempo. En efecto, sus colonias americanas se vieron desatendidas y desabastecidas durante todo este tiempo.
El siglo XIX comenzaba así con grandes cambios políticos y económicos. El Virreinato del Río de la Plata ya contaba con una elite intelectual, un sector comerciante —que a su vez estaba imposibilitado para comerciar libremente con Inglaterra— y un grupo de criollos armados que cada vez fortalecían más su poder militar. El descontento entre los criollos de Buenos Aires crecía a la par de las pretensiones de organizar un gobierno autónomo y la práctica del libre comercio. Así, un proceso intelectual, comercial y militar con ideas independentistas comenzó a desarrollarse en el Virreinato del Río de la Plata.
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