jueves, 6 de mayo de 2021

César Fermín Perdiguero en el recuerdo

César Perdiguero nació en la ciudad de Salta, capital de la provincia homónima argentina, el 7 de Mayo de 1921.

Es un encariñado y valioso cronista de la Salta tradicional, de balcones floridos como los de Sevilla, muchos de ellos de rica madera torneada. Poeta, periodista, ha sabido poner gracia, intención, color, ternura y fino humor en sus Crónicas de la Salta de antes; también es el primero en firmar una letra para una canción de Eduardo Falú, con quien integraba un dúo en 1942, en los comienzos artísticos de ambos. Suyos son los versos de Tabacalera, queja sorda de quien siembra en Salta tabaco del bueno, para fumar del áspero y ordinario; un huayno que fue prohibido varias veces durante la dictadura militar.
Ha escrito canciones con otros músicos populares de Salta, como el Cuchi Leguizamón.

 

En el diario El Tribuno, de Salta, publicó, durante mucho tiempo, unas notas sobre sucesos lugareños que tuvieron gran aceptación entre el público salteño. Las firmaba con el seudónimo Cochero Joven. También lo hizo en una publicación de gran tirada nacional como fue la revista Folklore; animó, en ocasiones, el famoso Festival Folklórico de Cosquín, la más importante y multitudinaria asamblea del canto popular argentino.

Hombre profundamente vinculado al folklore y organizador de importantes encuentros de nuestra música, en su tierra natal y en Córdoba. Profesor y escritor que incursionó en la política siendo elegido diputado provincial.

Fue periodista de un importante diario salteño, El Tribuno, donde publicó durante mucho tiempo, unas notas sobre sucesos lugareños que tuvieron gran aceptación entre el público salteño, firmadas con el seudónimo “Cochero Joven”. También lo hizo en una publicación de gran tirada nacional como fue la revista Folklore y animó, en ocasiones, el famoso Festival Folklórico de Cosquín.

Obras: Albahaca sin carnaval (Con Eduardo Falú) – Chaya de Cabra Corral (con Gilberto Vaca y Horacio Aguirre) – El ángel del bagualero (con Horacio Aguirre y Gilberto Vaca) – Esta noche canta Salta (con Daniel Toro) – Estoy de vuelta (con Fernando Portal) – Fiesta de guardar (con Gustavo “Cuchi” Leguizamón) – Guitarreando (con César Isella) – India Madre (Con Eduardo Falú) – La niña de Los Lapachos (con José Botelli) – Muchacha de San Juan de la Frontera (con Daniel Toro) – Se lo llevo el carnaval (con Cesar Isella) – Tabacalera (Con Eduardo Falú) – Zamba de Anta (con Manuel J. Castilla y Cuchi Leguizamón) – Zamba del ausente (con Manuel J. Castilla y Gustavo “El Payo” Sola) – Zamba del pescador (con Fernando Portal), entre otras.

 

El duende

 

Se dice que es un niño que murió sin ser bautizado o un niño malo que golpeó a su madre. Es muy pequeño, lleva un sombrero grande y llora como una criatura. Tiene una mano de hierro y otra de lana, cuando se acerca a alguien le pregunta si con cuál mano desea ser golpeado. Algunos dicen que, sin importar la elección, el duende golpeará siempre con la de hierro. Otros, en cambio, aseguran que los desprevenidos eligen la de lana y que es ésta la que en realidad más duele.

Posee unos ojos muy malignos y dientes muy agudos. Suele aparecer a la hora de la siesta o en la noche en los cañadones o quebradas. Tiene predilección para con los niños de corta edad, aunque también golpea sin piedad a los mayores.

Coquena

En las inmensas soledades de la puna, los ganados están protegidos. Un enanito misterioso, un duendecillo, que todo lo ve, es quien defiende sus vidas de las crueldades humanas. Nadie a visto a Coquena. Es fama que tiene cara de cholo y viste casaca y pantalón de vicuña. Lleva también diminutas ojotas y ancho sombrero de suave pelo. Desde las alturas contempla sus bestias sin ser visto. Sólo se ha escuchado su silbido, que es mágico llamado. Pero es tal la seguridad de su presencia que todos le temen. Por eso no matan vicuñas ni llamas para utilizar su pelo.

Prefieren cortar suavemente el vellón. Tampoco maltratan a las arrias cuando cargadas de sal, bajan de los cerros. Se cuentan historias, en que justiciero, Coquena ha quitado las llamas a quien no sabía valorar ese don; y como ha premiado a los buenos pastores que, en tormentas de nieve, cuando el viento blanco amenazaba cubrirlo todo, salvan con peligro de su vida su hato de cabras en plena borrasca. Y está su persona tan ligada a los hechos que ocurren por estas regiones, que, en Salta, cuando aparece un forastero, para adquirir provisiones y, tocándose con el codo, murmuran: “Es coquena”.

El Pombero

Este duende recorre las provincias del litoral, de Chaco y Formosa. Anda por los bosques, generalmente a la hora de la siesta, en forma invisible. Es un duendecillo bueno que ayuda a quien le pide protección. Para ello adquiere la imagen de un indio o de un árbol o de lo que sea necesario, para ayudar al compañero en peligro o en apuros.

En Misiones lo corporizan en un hombre alto, delgado, que se .cubre con un amplísimo sombrero de paja y que lleva una larga caña en la mano. Algo parecido al Sachajoy, el duende de Santiago del Estero, el cuidador. de los árboles de los bosques y de las colmenas de miel.

En Misiones, anda a grandes trancos, cuidando los árboles y los pájaros. Cuando oye voces se esconde detrás de los árboles y allí espera para ver quiénes han penetrado en el mundo de los árboles y qué es lo que van a hacer. Si ve que se aprestan a derribar un ejemplar hace mil triquiñuelas para evitarlo: imita la voz de uno de los hombres para llamarlos a los compañeros y alejarlos; remeda los ladridos de perros en ataque… Hace cualquier cosa para impedir que se hache un árbol. Y si ve que son cazadores de aves se adelanta y les espanta las presas con silbidos, con gestos y ademanes.

 

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